¿Existe el acceso a Internet ilimitado? Depende desde el punto de vista del que lo veamos. Si hablamos de telefonía móvil, siempre ha estado claro que en caso de tener un plan pre o postpago existe un límite, tanto de datos como de minutos, pero si transferimos esa misma pregunta para conexiones de hogar y empresas que funcionan con redes cableadas (que es como funciona el WiFi), la respuesta nunca ha sido clara. Las empresas proveedoras de servicios de Internet (ISP) han estado siempre al margen de esta pregunta, siempre limitándose a ofrecer velocidades y no límites.
A modo de ejemplo, para el celular tengo un plan de 14Gb mensuales en velocidad 4G, mientras que para donde yo vivo las velocidades de descarga y de subida son de 15 Mbps y 2 Mbps, respectivamente. Y si quisiera saber los límites de mi plan de hogar, seguramente tendría que ir al contrato y leer la letra pequeña. Por esto es que a simple vista parece que los planes de Internet en hogares y oficinas son infinitos, simplemente porque nunca se mencionan los límites.
Los planes así anunciados podrían inducir al error, y cualquier persona estaría en capacidad de montar un servidor en su casa y distribuir Internet para todo el barrio, que ya ha pasado.
El origen de esta confusión fue que en sus inicios, cuando no existían Facebook y YouTube, los usuarios en su mayoría utilizaban Internet para navegar de sitio en sitio web, comunicarse vía chat y hasta para bajar música o películas a bajas velocidades. En términos de megas intercambiados, el consumo de datos era muy bajo y la infraestructura de las ISP soportaba todo el tráfico que por sus redes pasaba. No obstante, con el pasar de los años, las ISP no modernizaron su infraestructura a la misma velocidad que los usuarios comenzaron a utilizar servicios que consumían cada vez más datos. Las redes empezaron a soportar servicios como Netflix, WhatsApp, YouTube y los juegos online, que tienen un consumo de datos que en los inicios de Internet no existía.
En Brasil y en Estados Unidos algunas ISP han apoyado la imposición de límites a los usuarios para que su velocidad de Internet sea reducida (o cortada) cuando alcancen un límite de datos descargados, como siempre ha pasado con los planes de datos de celular. Imaginen pasar de cargar un vídeo de 4 minutos en YouTube en cuestión de 6 segundos a pasar a navegar como a comienzos de los años 2000 cuando la descarga de un vídeo completo era de 3 horas.
Las ISP tienen 2 argumentos para defender su posición: el primero es que todas las empresas que ofrecen servicios por Internet están haciendo uso de la infraestructura y no están pagando por ella. Como WhatsApp: argumentan que es una empresa pirata. WhatsApp utiliza las redes de Movistar, por ejemplo, y son cientos de millones de personas intercambiando mensajes, imágenes y vídeos todo el tiempo. En este caso, Movistar va a decir que WhatsApp no les paga nada. El segundo argumento es que estarían en condiciones de prestar un mejor servicio, aunque todavía no entiendo a qué se refieren (ni que el servicio de Internet hogar fuera malo). Si bien hay gente que no está satisfecha con la velocidad de Internet contratada, digamos que las cosas funcionan, que es lo importante.
Empecemos por aclarar algo y es que los usuarios ya están pagando por las velocidades y el consumo de Internet que las ISP ofrecen. Eso equivale al uso de la infraestructura y no tienen por qué transferirle esa parte de la responsabilidad a las empresas que están ofreciendo un servicio. Es decir, Netflix, a modo de ejemplo, o WhatsApp en el ejemplo del párrafo anterior, no tienen por qué pagar por el uso de las redes cuando es algo que siempre ha estado pagado por el usuario, lo que significa que no se pueden cambiar las reglas de juego en la mitad de la carrera.
Ante esto, el as bajo la manga de las ISP ha sido lanzar servicios similares. Claro Vídeo como alternativa a Netflix o HBO Go. Lo que las ISP dirán es que, si el usuario usa el servicio de ellos y no el de la competencia, esto no hará parte del consumo mensual limitado. El problema de esto es que las empresas dejarían de competir en igualdad de condiciones, aun cuando están en un sistema que promueve la libre competencia. Dejarían de estar en igualdad de condiciones porque habría un servicio que consume datos y otro que «no».
Otro detalle que llama la atención de esta discusión es que en ningún momento se ha mencionado cuánto es el promedio mensual de consumo de datos de un usuario. Yo, que me considero un usuario con conocimientos avanzados en el tema, no tengo claro cuántas gigas de Internet consumo al mes. Hace 1 año escribí un post en el que expliqué por qué ese no era un dato fácil de conseguir. ¿Podrían las ISP imponerme un límite cuando ni siquiera sé cuánto es mi consumo mensual?
Hay varios problemas de fondo con como se están haciendo las cosas, y el primero pasa por la educación del usuario, diciéndole como mínimo cuánto es su consumo mensual: cuánto es 1Kb, 1 Mb, 1Gb y cuántos de esos son consumidos en una película en Netflix o en una ronda de canciones en Spotify. Cuánto consume una persona en Facebook por día y cuánto realmente consume WhatsApp por mensaje, por foto y por vídeo. Hay personas que no saben que en un disquete cabían 1,4 Mb, que un CD tiene capacidad de 700 Mb y la memoria de un celular puede ir de las 8 a las 64 Gb generalmente. Yo quisiera saber el equivalente a cuántos CD yo consumo mensualmente en mi casa. Y el límite que me imponga mi ISP no podría estar por debajo de eso ni yo debería pasar a pagar más. Lo mismo debería aplicar para los que juegan por Internet o para los que en vez de pagar por una suscripción de Netflix o Spotify bajan todo vía torrents. En otras palabras, antes de cualquier decisión unánime de las propias ISP, se debería informar a los usuarios sobre cómo funcionan las cosas.
Aparentemente existe un concepto llamado neutralidad en la red, que es entre otras la razón por la que la India rechazó los Free Basics de Internet.org, empresa de la que Facebook es dueña. La neutralidad en la red asegura que no debería haber prioridades o barreras de acceso para acceder a ningún contenido. Cuando una empresa prestadora de Internet propone dar acceso a unos sitios y no a otros, está yendo en contra de la neutralidad en la red.
Para entender la importancia de la neutralidad en la red podemos tomar el caso de WhatsApp, bloqueado en Brasil dos veces en menos de 6 meses vía orden judicial. Aparentemente WhatsApp se estaba negando a cooperar con la justicia, aun cuando sí ha cooperado hasta donde ha podido, y un juez ordenó a las 5 operadoras de telefonía del país a bloquear el servicio durante unas horas. Cuando esto pasó, al menos 100 millones de personas no pudieron acceder más al servicio, del cual dependen tanto empresas para comunicarse, como personas para estar en contacto con familia y amigos.
Ahora bien, pasando al plano de otros servicios como Netflix, YouTube, Spotify o la descarga de torrents, significa que las empresas dueñas de las redes tendrían el poder de decidir qué películas, qué series y qué tipo de música las personas van a consumir (o hasta con quién y cómo comunicarse). Para no gastar nuestro paquete limitado de datos, tendríamos que volver a comprar películas en la calle, alquilarlas, comprar CDs, vinilos, casetes o intercambiar todo esto entre personas que conozcamos. Esto limitaría nuestra libertad cultural, un concepto que mencioné hace unos años al referirme a la libertad de tener acceso a miles de contenidos, que es lo que se supone que promueve la libertad en la red.
Por todo lo hasta aquí mencionado es tan importante el debate que se acerca: porque, parafraseando a Mark Zuckerberg, da miedo pensar que una empresa o un juez tengan el poder de decidir cómo podemos acceder tanto a contenidos culturales como a qué canales de comunicación tenemos acceso. El debate ya se dio en los órganos legislativos varias veces en los últimos años, y en ese caso los legisladores entendieron que no podían con leyes atacar la piratería, que era lo que en ese entonces buscaban. Ahora el debate que se tiene que dar es con empresas y jueces, que al igual que un congreso con una ley, tienen el poder de limitar la neutralidad en la red. Para que esa discusión tenga éxito, lo primero que tenemos que hacer es informarnos.
Imagen propiedad de Allan