Hacía mucho tiempo una compra en el mundo de la tecnología no daba tanto de qué hablar como pasó esta semana con Nokia, adquirida hace solo unos días por Microsoft. A comienzos de este año Google compró Waze, compraron Motorola en 2011 y cuando hasta ahora era una pequeña empresa desconocida para todo el mundo, apostaron por Android en 2005. Hasta ahí, normal. Era un gigante comprando empresas más pequeñas, y así ha sido siempre. Google también aplicó esta estrategia, comprando agencias de publicidad en Internet, tema del que escribí un post esta semana que pasó.
Lo mismo ha hecho Apple en repetidas ocasiones. Recordemos hace pocas semanas la compra de Embark y Algotrim, 2 startups desconocidas para muchos. La primera es una aplicación que entrega información sobre el transporte público y con la que pretenden mejorar su plataforma de mapas para iOS, el sistema operativo del iPhone, el iPad y iPod, pues no olvidemos que Apple prescindió de Google Maps hace un tiempo. La segunda, Algotrim, es una pequeña empresa que ha estado trabajando en un algoritmo para la compresión de datos, videos e imágenes. Esta también fue adquirida por Apple, que estaría buscando alguna manera de optimizar la transferencia de datos y de esta forma mejorar sus relaciones con las empresas de telefonía móvil, puesto que aparentemente los teléfonos de Apple son muy propensos a saturar las redes de los operadores.
Y si nos vamos más atrás, nos vamos a encontrar con una serie de episodios de Apple yendo detrás de talento humano, para lo cual ha sido normal que adquieran compañías enteras con el fin de poner a trabajar equipos completos en proyectos propios, como alguna vez llegó a pasar con Linux Torvalds, el fundador de Linux, al que Steve Jobs invitó a unirse a Apple, siempre y cuando abandonara cualquier proyecto relacionado con el sistema operativo del pingüino.
Nokia y Microsoft, un caso aparte
Si nos consideramos lo arriba mencionado, vamos a ver cómo Apple y Google han estado siempre detrás de compañías más pequeñas. Tal vez la negociación más grande haya sido la adquisición de Motorola desde Mountain View, que si tenemos en cuenta que venía de capa caída y no faltaba mucho para que se diera un duro golpe contra el suelo, todos los demás son casos de un gigante comprando una startup con un puñado de empleados.
Algo similar llegó a pasar con Nokia y Siemens Mobile en su momento. Esta última no logró consolidarse en el mercado de la telefonía móvil, y prefirió dar un paso al costado. Siemens vendió su unidad de móviles a Nokia, y ya sabemos el resto de la historia.
El resto de la historia
El resto de la historia va hasta finales de la década pasada: Nokia era líder en venta de celulares, había sido la primera compañía en desarrollar un sistema operativo para móviles, Symbian, que llegó en 1997, mucho antes que Android, iOS y BlackBerry. Y agreguémosle que aún hoy tienen la fama de los celulares más resistentes del mundo. Con todo esto, no fueron capaces de liderar ese mercado en el que siempre habían sido pioneros.
Ahí fue cuando llegaron el iPhone, de la mano de Apple, una compañía que hasta entonces se había dedicado a vender computadores; y Google, que hasta hacía unos años no era más que un buscador. Entre los 2 cambiaron el mercado mundial de la telefonía móvil, y como ya sabemos, Nokia no se adaptó, rechazó utilizar Android, y esperaron varios años a que Microsoft llegara con una propuesta. En 2 años pasaron de ser líderes a luchar por no ser los últimos con BlackBerry.
Esta semana, como ya sabrán, Microsoft compró Nokia por una cifra cercana a los $7.000 millones de dólares, mucho menos de lo que pagaron por Skype en su momento. Es decir, Nokia, una empresa pionera en el mundo de la tecnología y de la telefonía celular, una de las más importantes de Europa, terminó convirtiéndose en lo que para Google o para Apple son una pequeña startup: una empresa que pueden darse el lujo de comprar en cualquier momento y que no vale prácticamente nada para quien propone el negocio.
Dicen que lo que realmente pasó fue que un caballo de Troya que infiltró Microsoft dentro de Nokia fue el que hizo todo esto posible: desvalorizó la empresa, sus acciones y la dejó en un estado en el que no se podían negar a rechazar una compra. Lo triste es que un grande termine convirtiéndose en una unidad de negocio más de otro más grande, un gigante, como lo es Microsoft. Esto en últimas lo que hace es que se consoliden unos monopolios contra los que prácticamente ninguna empresa va a poder competir o escapar.
Daniel Afanador
Twitter: @daniel_afanador
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