En una sola semana la clase campesina se tomó las calles y carreteras del país, y Starbucks anunció su llegada a Colombia con la apertura de más de 30 locales en las principales ciudades. Y seguramente vayan por más, pues detrás de la franquicia está la misma gente de Burger King y Domino’s Pizza.
Lo curioso de dos hechos que aparentemente no tienen relación alguna es que nos permite ver el alcance real de la firma de tratados de libre comercio con potencias que están económicamente a años luz de cualquier país de Latinoamérica y del Caribe. Los 2 últimos Gobiernos han defendido con uñas y dientes las firmas de este tipo de acuerdos con Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur, hasta el punto de que en su momento el presidente Santos le solicitó al Congreso de la República que la ley que permitía que el TLC con Estados Unidos comenzara a funcionar fuera tramitada en tiempo record: 15 días, a pupitrazo y a las patadas.
Por supuesto algo hecho así de mal no podía salir bien, y hasta la semana pasada salió a flote todo lo que esto implicaba. Los campesinos se tomaron las ciudades, las calles y las carreteras como símbolo de manifestación: ¿cómo es posible que siendo un país agrícola Colombia se dé el lujo de importar comida? En mayo pasado uno de los voceros de los papicultores le pidió en plenaria al Congreso en pleno y al Gobierno Nacional que por favor se detuvieran. Ellos son capaces de alimentar a todo este país, pero por el contrario desde el Gobierno Nacional están haciendo todo lo posible para arruinar a las manos que con su trabajo le han dado de comer a cada generación desde antes de que este país existiera. Mientras tanto, hasta hace 2 semanas había campesinos vendiendo su producción a pérdidas.
¿Cómo es posible que siendo productores venga una cadena extranjera a ofrecer café con aromas de África, Indonesia y de Brasil? Yo no tengo nada contra Starbucks. Me caen bien, de hecho. Pero, ¿será que a México entra Taco Bell con la misma facilidad? No, cerraron dos veces cuando lo intentaron. ¿Por qué en Perú Coca Cola no pudo competir con Inca Kola? Porque allá se quieren un poquito y no van a dejar que un extranjero les venda lo que ellos mismos producen. Al final Coca Cola optó por comprar a Inca Cola. Acá en cambio, con el cuento de que tenemos que ser competitivos, están acabando con el agro y la industria colombiana, sin antes habernos preparado para entrar a un mercado global a competir con altura: no tenemos unas carreteras, vías férreas ni unos puertos decentes, y creo que nunca los tendremos. La gasolina nos la cobran como si estuviéramos en la península de Corea, y al que se le ocurra empezar emprender su propio negocio lo atan de pies y de manos con impuestos para que nunca salga adelante.
Yo no estoy en contra de los TLC. De lo que estoy en contra es de las negociaciones hechas a la medida de la contraparte, que es finalmente el motivo de las manifestaciones en todo el país. ¿Cómo explicar que mientras Starbucks está a punto de abrir 30 puntos en Colombia, en todo Estados Unidos solo haya 4 locales de Juan Valdez? El de Washington, DC, solo abre entre semana y queda ubicado en una calle de oficinas en la que asustan. A pocas cuadras hay un Starbucks cada 100 metros. ¿De verdad tuvimos tan malos negociadores, que ni vendiendo café colombiano en el mercado hispano mas grande del mundo tenemos chances de ganar? Y si esto pasa solo con el café, creo que vamos a entender el sentimiento de indignación de los campesinos colombianos en este momento.
Desgraciadamente en Colombia nos acostumbramos a vender commodities. Aquí se exportan flores, café en bultos, plátano, petróleo crudo, ese tipo de cosas. Hasta hace muy poco tiempo nos empezamos a preocupar por productos de valor agregado. Juan Valdez en realidad no es el mejor ejemplo. De hecho, yo he llegado a calificarlo de ser el Mc Donald's de los cafés. Hace unos años no era así, tal vez la estandarización de sus productos para abaratar costos los ha llevado a eso. Como es posible que a un café irlandés se les adicione esencias y no whisky, o que un chai sea preparado de la misma forma como uno prepara un nestea en casa, solo que con leche. Starbucks puede ser parecido, pero ellos venden un estatus, una experiencia, algo que a la final termina gustándole a la gente. Esa puede ser la razón por la cual no hayan más puntos de Juan Valdez en Estados Unidos. En el 2009 conocí el punto del Times Square en NYC, no sé si todavía exista, pero por lo menos no me gustó. Y yo soy un ávido consumidor de café. Tenemos muy malos negociadores de TLC, pero también debemos ser concientes de que tampoco vamos por el camino correcto. Nuestro café es bueno, pero no hemos aprendido a prepararlo de una manera que lo podamos vender y que sea llamativo. Eso pasa con todo.
A mi modo de ver, aparte de los problemas exógenos, los colombianos no hemos aprendido a planear y queremos todo rápido. Por un lado, por ejemplo, la zona cafetera colombiana ya no es cafetera. Es turística y agricultora de otros productos. Uno de ellos los cítricos. Hace un tiempo los caficultores cambiaron el café por los cítricos debido a que estaban "dando". Ahora, vemos como es más caro recoger las mandarinas que dejarlas perder. Entonces vemos una fruta que están feriándola en casi todos los mercados del país, porque simplemente no es rentable, lo fue por un tiempo corto. Otras empresas decidieron innovar con el café y ahora es todo un éxito. Ejemplos como el del Café San Alberto, es uno de ellos. Es un café premium, y caro, pero en el quindío ahora lo comercializan en todos los restaurantes caros. Los TLC representan un problema, pero creo que la mentalidad y pereza de innovar también tiene un gran peso en la situación actual.