Foto: Friends of the Earth
(Este post no tiene enlaces de afiliados. En los comentarios me pueden preguntar qué significa eso).
En el post de la semana pasada, dimos una explicación simple y detallada de cómo funciona a grandes rasgos una deuda externa y cuáles eran los riesgos de que un gobierno tuviera el poder de contraer deudas que, históricamente, han sido impagables en la mayoría de los casos. Es eso, por ejemplo, lo que nos muestra el caso de Grecia actualmente, que no está dispuesta a pagar sus deudas con el Banco Central Europeo y con el Fondo Monetario Internacional.
En este y en todos los casos, en los que hay una deuda impagable de por medio, los gobiernos —asfixiados hasta el cuello por sus deudas— optan por hacer recortes de presupuesto en programas públicos y sociales: lo que llaman austeridad, en que las más afectadas suelen ser las clases media y baja. Así pues, si antes había 2 hospitales públicos, se cierra uno y el Gobierno se ahorra un buen dinero que va a servir para pagar la deuda. Si hay una universidad pública con una planta de 50 profesores, la mitad son despedidos y los que queden reciben el doble de trabajo. Si la edad de jubilación era 61 años, se aumenta a 64 y el Estado recibirá durante un par de años unas contribuciones que inicialmente no estaban contempladas.
El problema de estas medidas es que, si bien el Estado percibe un dinero que inicialmente no tenía en el bolsillo, por otro lado, las personas afectadas empezarán a paralizar la economía: un desempleado no puede consumir bienes, productos y servicios ofrecidos por otras empresas que también emplean a otras personas, de las cuales dependen familias. Esas empresas, al ver disminuidas sus ventas, se ven obligadas a prescindir de algunos empleados y la economía se va al piso porque cada vez habrá menos gente consumiendo.
Cuando esto pasa, lo más seguro es que los desempleados no paguen impuestos, el Estado deje de recibir dinero que había planeado recibir inicialmente y ahí vendrá otro préstamo que será pagado cerrando más hospitales, reduciendo los gastos de la educación pública y aumentando las edades de jubilación.
Lo de pedir un nuevo préstamo es como pagar la cuota del carro con tarjeta de crédito. Infelizmente, hasta ahora esa ha sido la solución favorita de los países endeudados, pues es una salida inmediata al problema, pero que no soluciona el problema real de fondo: pagar el 100% de la deuda, que es más fácil de medir si tenemos en cuenta la producción interna (PIB) de cada país. Acá tenemos algunos ejemplos:
- La deuda de Grecia equivale al 177% de su PIB (a 2014);
- La de Estados Unidos, al 103% de su PIB (a 2013);
- La de Alemania, al 74% de su PIB (a 2014);
- La de Brasil, al 65% de su PIB (a 2014);
- La de Venezuela, al 36% de su PIB (a 2010); y
- La de Colombia, al 35% de su PIB (a 2013).
En la página del Banco Mundial pueden consultar el histórico de la deuda externa de cualquier país.
Cómo pagar una deuda externa
Ahora que entendemos a cuánto equivale la deuda externa de varios países y cómo funciona, cabe preguntarnos —como dije en el post pasado— de manera realista, cómo un país puede saldar esas deudas, siendo que, a pesar de que en general los gobiernos son juiciosos pagando lo que deben a cada año (no como Grecia y Argentina que se revelaron), la deuda no baja, sino que aumenta.
Por un lado es un escándalo que la deuda de Colombia haya subido 20.000 millones entre 2013 y 2015. Eso es malo. Por otro lado, es tranquilizador que respecto al PIB no somos el país más endeudado ni siquiera de la región. Lejos estamos de los niveles de Brasil, mientras que Venezuela apenas nos supera por un punto porcentual (con datos desactualizados).
El punto es que, si Grecia llegó hasta el punto en el cual se encuentra ahora, hay algo que de seguro podemos aprender: no podemos dejar seguir creciendo la deuda hasta el punto de que se vuelva impagable. Por el contrario,
De lo dicho hasta ahora, podemos partir de que la solución pasa por un compromiso que deberán asumir este y todos los próximos gobiernos que vengan detrás —independientemente de su ala política, si son de derecha, de izquierda, cristianos, comunistas o «de centro»—, un compromiso por evitar que la deuda crezca. ¿Cómo? Pagando las cuotas pactadas y evitando pedir nuevos préstamos.
La pregunta de fondo aquí es de dónde saldría el dinero para pagar la deuda externa, teniendo en cuenta que (1) pedir más préstamos para pagar deudas antiguas simplemente no funciona, y que (2) recurrir a la austeridad lo más seguro es que lastime a la economía y a los ciudadanos del común. Debemos entonces partir de un escenario en el que esas dos condiciones no existan.
Para escribir sobre este tema, encontré algunas respuestas leyendo a Thomas Piketty, doctor en economía, profesor en Paris School of Economics y autor de El Capital en el Siglo XXI. Este libro, basado en investigación académica, con datos de las economías más desarrolladas durante los últimos cien años, pretende discutir la cuestión de la desigualdad, y cómo solucionar el problema de que los ricos sean cada vez más ricos y lo pobres, cada vez más pobres.
En el vídeo de abajo, se pueden llevar una idea mejor de lo que pretende Piketty con su libro.
En la investigación de Piketty hay un capítulo dedicado a ‘la cuestión de la deuda pública‘, en el que se señalan 3 formas de salir de ella:
- Impuesto sobre el capital.
- Inflación.
- Austeridad.
La primera es la solución más justa y eficaz. La segunda es como varios países han cerrado el capítulo de la deuda. La tercera, como ya lo mencionamos en este y en el pasado post, es la más injusta, pero la preferida por los Gobiernos de Europa hoy. Como esta ya fue explicada, no la abordaremos en lo que queda del post.
Primero entendamos algo. La mayoría de la riqueza nacional (todo lo que hay dentro de un país) pertenece, ya sea a agentes privados o al Estado. Así, lo que cada uno posee es más o menos lo siguiente:
- Privado: inmuebles (edificios, casas, apartamentos, etc.) y activos financieros (dinero en bancos, acciones, herencias, etc.).
- Público: hospitales, carreteras, colegios, empresas públicas, etc.
Una salida fácil al problema de la deuda, dice Piketty, sería que todas las propiedades públicas fueran privatizadas. Según las cuentas nacionales de varios estados europeos, la venta de estas propiedades a agentes privados sería suficiente para pagar las deudas de cada país. Lo que tendría que hacer el Estado para seguir funcionando después de eso sería «alquilar» la infraestructura que acabó de vender. De esta forma, lo que antes se pagaba en deuda, se va a pagar en el uso de la infraestructura para prestar servicios públicos. La diferencia sería que la deuda ya no existiría.
El problema de esta solución es que esto significaría vender el estado social, uno de los pilares de las democracias occidentales desde la revolución francesa. El estado social es responsable de la educación, la salud y la seguridad de los ciudadanos (así es, amigos. Privatizar la universidad pública no soluciona nada). Así que descartemos también esta propuesta y pasemos a la siguiente.
En un enunciado, Piketty propone lo siguiente:
«la solución que de lejos sería más satisfactoria para reducir la deuda pública sería un impuesto al capital privado. Por ejemplo, un impuesto proporcional al 15% sobre todos los patrimonios privados generaría cerca de 1 año de renta nacional y permitiría, así, reembolsar inmediatamente todas las deudas públicas. A diferencia de la solución anterior, el Estado continuaría siendo dueño de sus activos».
La solución sería viable, pero si se pretendiera aplicarla de un momento para otro —como ya dijimos más arriba que no se podía pagar una deuda en menos de 4 años—, lo más seguro es que estalle el pánico económico. Imaginen que de un momento para otro aparezca un impuesto que antes no existía del 15% sobre el total del patrimonio de las personas. Todo el mundo intentaría sacar el dinero de los bancos y los más ricos lo moverían a otro país para pagar menos o no pagar.
Por esta razón, para evitar el pánico económico, la forma correcta de aplicar esta solución sería de forma gradual, es decir empezando con un 1% e irlo subiendo de aquí a 15 años. Sin embargo, sería necesario también que el Estado tuviera una forma de controlar los activos financieros de las personas. Por eso en Colombia cuando usted va a recibir un pago le piden el RUT. O en Brasil cuando uno va al supermercado le piden el número de impuestos. Estos dos ejemplos muestran cómo el estado puede saber cuánto posee cada persona y cómo hacen para calcular cuánto debería pagar una persona en impuestos (eso y el uso de dinero plástico también ayuda).
Si se hace lo de poner un impuesto del 1% e irlo aumentando cada año, por lo menos los gobiernos podrían proponerse a reducir la deuda, que podría pasar fácilmente de un 90% del PIB a solo el 70% en un período de 5 años. Un impuesto que propone Piketty sería de:
- 0% a las personas con menos de $1 millón de Euros.
- 1% a las personas con entre $1 y $5 millones de Euros.
- 2% a las personas con más de $5 millones de Euros.
Con la anterior tabla se recaudaría un total del 2% del PIB. Para llegar al 20%, sería necesario cobrar 10 veces más como se muestra en los ejemplos de abajo. O una solución intermedia sería optar por la primera tabla durante 10 años, y en 10 años bajar la deuda un 20%.
- 0% a las personas con menos de $1 millón de Euros.
- 10% a las personas con entre $1 y $5 millones de Euros.
- 20% a las personas con más de $5 millones de Euros.
De cualquier manera, la idea de hacer esto sería que el dinero que se recoja con este impuesto se destine únicamente a pagar la deuda. Un ejemplo de que esto se puede hacer es Reino Unido, que entre 1815 y 1914 pagó una deuda correspondiente a las guerras napoleónicas equivalente al 200% del PIB (peor que la de Grecia), invirtiendo todo el recaudo para pagar la deuda y no invirtiendo nada, ni siquiera en educación durante ese período. Por lo menos la solución anterior es la más transparente, justa y eficaz —y de todas las que hemos visto la única que es viable—.
No obstante, si la solución del impuesto progresivo no funcionase, podríamos tener un plan B todavía, que sería la inflación, que es como Francia y Alemania consiguieron reducir su deuda en la primera mitad del siglo XX. Aquí juega a favor el hecho de que la deuda no varía porque no depende de la inflación (solo crece por los intereses). Por otro lado, el hecho de que el precio de las cosas nunca suba solo quiere decir que no hay posibilidad de que el Estado recaude más dinero en el corto plazo. Por ejemplo, en Colombia (que yo recuerde) todo cuesta igual como hace 10 años, o al menos uno no siente la diferencia. En Brasil los precios suben cada mes (unos centavos, pero al final de año eso suma).
En ese sentido, tener una inflación del 5% en vez del 2% haría que al cabo de 5 años, el recaudo pueda ser de más del doble. Así fue como Francia y Alemania pagaron entre 1913 y 1950 su deuda externa, teniendo una inflación de entre el 13 y el 17% respectivamente. El no tener deuda para el final de la segunda guerra mundial les dio la posibilidad de asumir nuevas deudas para reconstruirse.
Además de lo anterior, en su forma ideal, la inflación tiene el mérito de que castiga a los que no saben qué hacer con su dinero, a los que dejan mucho dinero guardado en el banco o debajo del colchón. Además, las deudas de las personas pierden valor. En ese sentido, la inflación sería, según Piketty, «un impuesto al capital ocioso y un incentivo al capital dinámico».
Sin embargo, el problema de la inflación es que se descontrole. Aunque se quiera mantener en un 5%, esto puede desencadenar una espiral inflacionaria en la que las personas van a querer salarios más altos y los productores van a poder subir los precios. ¿Han leído cómo está la situación de Venezuela y Zimbabwe por culpa de la inflación? Es parecido al caso de Francia, que entre el 45 y el 48 la inflación fue del 50%. En Alemania solo en 1923 los precios se multiplicaron por 100 millones. Pero a pesar de todo, la deuda se redujo a 0 en algún momento.
Aún así, para Piketty, la inflación es un instrumento «grosero e impreciso», pero mucho mejor que la austeridad.
En conclusión…
No sabemos cómo funcionarían estas dos soluciones en la vida real porque en la mayoría de los casos, en el caso de los países europeos en crisis en los últimos años, se ha recurrido a la austeridad como única vía. Si se pusieran en práctica, serían necesarias varias décadas para saber si funcionó o no.
Otro detalle que se queda por fuera hasta ahora es el elemento de la corrupción: del 100% recaudado con nuevos impuestos o con los mismos impuestos, pero con inflación, ¿cuánto llegaría efectivamente a la deuda sin que se pierda en manos de burócratas y funcionarios corruptos? Eso no lo podremos saber si no se pone en práctica. De cualquier forma, eso es mejor que dejar que la deuda crezca o pedir más dinero prestado.
En síntesis, la solución más viable sería la creación de un nuevo impuesto sobre el capital (a pesar de los que ya existen) que se destinaría únicamente para pagar la deuda. Ese impuesto iría aumentando gradualmente con el pasar de los años y por lo menos podría hacer que la deuda se acerque al 0% del PIB, no que se aleje (como pasa hasta ahora). Aunque harían falta muchas décadas para que desaparezca por completo, para que esto funcione, el Gobierno tendría que olvidarse de contraer más deudas: si usted pretende pagar su casa con tarjeta de crédito, al final tendrá una casa propia, pero una deuda impagable.
Que argumento tan constructivo y juicioso, me gusto el vídeo, falta leer un montón para construir criterios, definitivamente hay salidas, lo complicado es saber cual elegir. Repito, que buen post. Saludos.
Lo más importante que aprendí con los 2 últimos posts es que hay que ser buenos y pagar nuestros impuestos!
Me queda una duda luego de la lectura.¿De quién o quienes son los recursos que presta el BM y el FMI a los países?
Saludos