No exagero si digo que a Corea del Sur le debemos mucho: marcas tan importantes como Samsung, LG o Hyundai, que muchos de nosotros utilizamos todos los días. Yo también le sumaría el video con más Likes en la historia de YouTube. Y no es para menos, son cosas sencillas pero con las que nos topamos todos los días, y que nunca se nos ocurre mirar hacia el lugar de donde vienen, algún lugar de Asia Oriental, más exactamente en la parte baja del paralelo 38. Si algún día tienen la oportunidad de conocer a alguien de estos lares, dos cosas: primero, no le vayan a preguntar si es del Norte o si es del Sur. Podrían quedar como unos idiotas. ¿Cómo creen que un ciudadano podría escapar del régimen de Pyongyang para visitar otro país? Ya van a ver por qué si siguen leyendo. Segundo, si son colombianos, recuérdenles que Colombia hizo parte de la guerra de Corea. Algún gesto de agradecimiento tendrán con ustedes. Pues claro, fuimos el único país hispanoamericano en enviar tropas a la Guerra de Corea en los años 50. Creo que es la única intervención militar del Estado Colombiano de la que me siento orgulloso. Lo digo porque a mí me pasó.


La Guerra de Corea, entre 1950 y 1953, fue un episodio de la guerra fría que enfrentó a las dos Coreas, que quedaron tras el fin de la segunda guerra mundial bajo la influencia soviética en el norte y norteamericana en el Sur, tras arrebatarle el dominio al Imperio Japonés, que se había hecho al control de la península desde 1910, y que finalmente se rendiría incondicionalmente ante los países aliados.

En esos momento, las dos grandes potencias mundiales, Estados Unidos y la Unión Soviética, deciden delimitar su influencia a partir del paralelo 38, una zona desmilitarizada (DMZ por sus siglas en inglés) de cerca de 250 kilómetros que recorre de oriente a occidente toda la península y que es custodiada actualmente por más de 2 millones de soldados de ambos países, y eso sin contar las mallas electrificadas, minas anti persona, puestos de vigilancia permanente y luces desde ambos lados, convirtiendo a esta en la frontera más cuidada del mundo tras el fin de la guerra fría.

Al respecto, hay un documental titulado Seoul Train, en el que se muestran los momentos de angustia tras los pocos intentos de personas que han intentado escapar del régimen represivo en el norte. La sola sospecha de llevar a cabo un plan como este puede dar para pena de muerte a toda una familia. Hacia el sur ya vimos que es prácticamente imposible escapar; hacia el Norte, frontera con China, un país aliado que no reconoce el derecho al asilo ni la figura de refugiado para estos casos, y que por tanto no ha dudado en repatriar a los pocos ciudadanos norcoreanos que ha encontrado en su territorio.


El conflicto que dio origen a esta división fue el primero que estalló durante la guerra fría, en junio de 1950, cuando el norte invade al sur, sin reconocer los pactos a los que ambos países ya se habían acogido y que respetaban la autonomía de cada una de las partes. Kim Il-Sung, abuelo del actual mandatario Kim Jong-Un, pretendía cruzar la frontera, reunificar el país y ser recibido como un héroe desde el otro lado, entre otras cosas porque tanto como en el norte como en el sur las fuerzas democráticas que hacían parte de la oposición no fueron aceptadas. 

Posteriormente, ya durante la confrontación, se suman Naciones Unidas, Estados Unidos, Gran Bretaña y varios países europeos, africanos y asiáticos, en apoyo al sur, incluido Colombia. El lado norte recibiría la ayuda de China y de la Unión Soviética. Tres años más tarde, y con más de tres millones de muertos por ambos lados, se firma un armisticio que da fin al enfrentamiento, pero que en teoría mantiene en guerra a las dos partes aún más de medio siglo después.

En Washington D.C., la capital de Estados Unidos, hay un monumento en homenaje a las tropas que defendieron el sur durante esta confrontación. Allí podrán encontrar el nombre de Colombia:



Este conflicto tiene muchas historias que contar y que se han ido construyendo a lo largo de los últimos 60 años, entre las que me gustaría destacar el fútbol en Corea del Norte, un episodio que reapareció tras su breve participación en Sudáfrica 2010 y en el que por capricho del Gobierno fueron castigados todos los jugadores por su mala presentación, o el periodista colombiano que viajó al ‘peor país del mundo’. Del Sur, no es necesario contar nada; Colombia ya escribió su propia historia, y seguramente tengamos a la mano más de un producto coreano en casa.

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