Hace unos días recibí de un conocido una consulta respecto a la opinión que yo tengo sobre los memes. Si bien no soy un experto en el tema, ni es mi especialidad, el área en la que me desenvuelvo y en la que trabajo me da algo de autoridad para hablar acerca de este tema. Finalmente, tanto los memes como los blogs son un canal de comunicación, pero con unas características diferentes.
Me empecé a interesar por el tema hace algo más de un año, cuando bajé una aplicación a mi celular con la que podía crear mis propios memes. Se trataba básicamente de una interfaz en la que había algo más de 100 imágenes, cada una con un texto de ejemplo y todas con la opción de insertar nuestro propio juego de palabras. La Idea era, y así funcionan todos los memes, tomar una imagen que significara algo gracioso para un grupo significativo de personas, y darle nuestro propio sentido.
De dónde salieron
Así nacieron los memes inicialmente, de la mano de 4chan, ese sitio de Internet al que algunos han llamado como el lugar oscuro de Internet al que recomiendan no entrar. Estamos hablando del mismo lugar donde nació Anonymous. Y es que desde por allá en 2004 hasta 2006 y 2007, época en la que se empezaron a convertir en un fenómeno de masas, los memes fueron un producto que explotó en popularidad gracias a la democratización de la información. De 4chan, que funciona como un foro de imágenes y fábrica de memes, terminaron por invadir no solo Facebook, sino toda la web, hasta el punto de que sus propios creadores fueron viendo cómo su obra perdía sentido.
La dinámica de un meme, y esto explica por qué pierden sentido, es básicamente la siguiente:
1) Aparece un nuevo meme.
2) Lo entienden muy pocas personas.
3) Ese pequeño grupo lo da a conocer a un grupo más grande.
4) El grupo grande lo acepta socialmente.
5) Se masifica.
En este último paso es que pierde todo el sentido para quienes crearon el meme en un comienzo. Cuando se viraliza, es hora de desecharlo y crear uno nuevo. Y así el ciclo empieza nuevamente. Hoy por hoy hay memes que ni ustedes ni yo hemos visto o que simplemente no entenderíamos. Mi favorito: Lucky Larry, el némesis de Unlucky Brian. ¿Lo habían visto antes?
Esto último nos da una señal sobre lo que fueron los memes en sus inicios: crear memes y generar contenidos era la forma de pertenecer a una comunidad, hasta el punto que había que tener un alto conocimiento sobre el tema para participar en la dinámica.
¿Son virales los memes?
Hay un punto que quiero aclarar y es que si bien los memes tienen que ver con el concepto de ‘viralidad’, estos dos no son 100% compatibles. Quizás ambos comparten el tema de llegar a mucha gente en muy poco tiempo; pero los memes no son virales en el sentido de que sufren miles de alteraciones cada vez que alguien los comparte. Por el contrario, un viral es único y cada vez que es compartido mantiene su versión original. A esto le agrego la definición que da Richard Dawkins: simplemente una unidad de transmisión cultural. Así de simple.
Ya con Yao Ming, Boromir y Forever Alone en el newsfeed de todo el mundo en Facebook, y gracias a los generadores de memes inundando Internet, los memes empezaron a morir, al menos en el sentido original que en algún momento vieron sus creadores. La idea al comienzo era que los memes no se convirtieran en algo mainstream. Y si pasaba, perdían el sentido y había que buscar algo nuevo. Ahí estamos.
¿Hay más?
Este es un tema muy complejo. Tanto, que la fuente de donde saqué el 90% de la información de este post corresponde a una charla que vi una vez en un Social Media Week de Londres, en la que Kate Miltner, que hizo toda una investigación para una tesis de maestría sobre este tema, aborda entre otras cosas cómo los memes sirven también como modelo de negocio; de dónde vienen desde la época de los gif animados de los 90; y hacia dónde van. Esto que acaban de leer es solo una pequeña introducción a un fenómeno social con alcance global.
Daniel Afanador
Twitter: @Daniel_Afanador
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