No soy venezolano; no he ido a Venezuela; y apenas he conocido algunas personas de mi país vecino. No obstante, Colombia y Venezuela comparten más que una línea fronteriza. Comparten gran parte de su historia y de su cultura, motivo más que suficiente para escribir el día de hoy sobre la precaria situación social y económica que sufren nuestros hermanos venezolanos.
Venezuela de 20 años para atrás era un país normal, como cualquier otro de la región. La gente vivía bien, no había problemas económicos, había una bonanza petrolera importante y tenía buenas carreteras. De todo eso solo quedan las vías. Hoy ni harina, ni aceite, ni azúcar se consigue. La inflación está por encima del 50%, y el crimen parece quitarle el monopolio de la fuerza al Estado. Solo en 2013 murieron más de 24.000 personas en hechos violentos.
Entonces, ¿cómo vive una persona en Venezuela bajo estas circunstancias? Los más cualificados alcanzaron a sospechar lo que estaba por venir y tuvieron que escapar de su propio país. Así que todos esos trabajos exigentes que hace 10 o 15 años hacía alguien con una gran experiencia y conocimiento los tuvo que empezar a hacer alguien que entró a trabajar a PDVSA solo por simpatizar con el Gobierno. Y así funciona todo en Venezuela en este momento. Las mejores oportunidades se las llevan quienes tienen una camiseta roja puesta.
Esto quiere decir que mientras haya petróleo, hay dinero para comprar todas las conciencias que sean necesarias para apoyar al Gobierno. De esta forma empieza a circular más dinero, y eso explica en parte los altos niveles de inflación. Así, si el salario ya no alcanza para comprar un mercado, no hay otra opción, sino vender la conciencia.
Quienes no se han dejado comprar han hecho parte esta semana de manifestaciones en contra del gobierno de Nicolás Maduro, que poco o nada hace por acabar con ese círculo vicioso de corrupción e inflación. Por el contrario, siempre busca culpables, en la oposición y en los medios de comunicación.
Uno compara a Nicolás Maduro y a Hugo Chávez, y al menos este último tenía idea de lo que estaba hablando. Maduro no deja de embarrarla, y eso mismo hace con Venezuela. Eso es lo que pasa.
Daniel Afanador
Twitter: @daniel_afanador
Imagen propiedad de Javier Volcán