
Hace casi 2 años que empecé a estudiar portugués. Era el segundo semestre de 2012 y recién me había graduado de la universidad. Todo comenzó cuando compré un libro de bolsillo que se llamaba «aprende portugués en 15 días». Por supuesto, aunque yo sabía que lo que prometía el título era prácticamente imposible, lo hacía porque quería aprender un vocabulario básico, antes de meterme en un curso que duraba casi 1 año.
En ese momento yo no sabía una sola palabra. De hecho, estuve varias veces en medio de una conversación de gente hablando en portugués sin entender nada. E incluso Sugar Kane, una de mis bandas favoritas, era de Curitiba, y yo no entendia nada más allá del título de las canciones. Pero aun así, hoy creo que si alguien que no sabe pone un canal de noticias, como Globo, Band o RTP, en los que se habla más despacio y con un acento más «neutro», es posible entender un 50%, pues el otro 50% tiene palabras, expresiones y elementos gramaticales que no se parecen en nada a los que nosotros utilizamos en el español.
Mi primera motivación para aprender portugués era el irme algún día del país para estudiar en Brasil (historia completa, aquí). Sabía que para eso necesitaba el idioma y eso me abriría muchas puertas. Piensen en lo siguiente: si quisieran irse a España o a Argentina en busca de una oportunidad X, ¿contra cuánta gente que habla su mismo idioma estarían compitiendo? En cambio, miren Brasil, la barrera del idioma funciona como un filtro y hace que llegue mucha menos gente a disputarse las oportunidades que hay. Y esa fue la oportunidad que yo vi.
Desde entonces, pasé casi 1 año metido en un salón de clases estudiando de la forma tradicional, y otro año poniendo en práctica todo y tratando de agarrar el acento que se habla en Sao Paulo, pues aunque no sueno como un nativo, ya perdí el acento rolo que tanto nos caracteriza a los que somos de Bogotá cuando hablamos en cualquier idioma. Ahora que llevo 2 años metido en esto (porque uno nunca termina de aprender), creo que vale la pena hacer un balance y pensar en qué tan difícil ha sido aprender.
Lo primero es sacarse de la cabeza que porque el español y el portugués son familia ya podemos pensar que es más fácil. En ese sentido podríamos decir lo mismo del francés o del italiano y simplemente no preocuparnos por esos detalles que hacen tan especial a cada lengua. De hecho, el inglés no se parece practicamente en nada al español, pero aun así es más simple. Y digo esto porque si quisiéramos conjugar un verbo en español o en portugués en todos los tiempos verbales existentes, habría más de 30 formas diferentes. En inglés, en cambio, el número de formas en que se puede conjugar un verbo se puede contar con los dedos de la mano, y algunas veces van a sobrar. Esa es una primera lección que uno aprende: el portugués es muy complejo.
Pero teniendo en cuenta que el español también es muy complejo, si uno sabe lo básico de la gramática y de estructuras lingüísticas, eso va a facilitar mucho las cosas, pues en últimas aprender un idioma tiene mucho que ver con ponerle lógica para ordenar las palabras que tenemos a nuestra disposición. Es decir, si uno sabe qué es un sujeto, un verbo, un complemento, un sustantivo y todo eso que nos enseñaban cuando pequeños en lengua castellana, pero que quizás no le prestábamos atención; eso va a hacer las cosas un poco más fáciles. Como ya dije una vez, quizás lo más importante antes de aprender cualquier idioma sea aprender muy bien el propio idioma de uno. Desde ese punto de vista, si somos juiciosos, quizás aprender portugués no sea tan difícil.
No obstante, un gran problema que yo veo de la forma en que se enseña cualquier idioma, y como yo aprendí portugués durante el primer año, es que estamos encerrados en un salón de clases, y a pesar de que veamos películas, series o leamos libros por nuestra cuenta, muchas veces no vamos a tener la oportunidad de hablar con una persona real ese idioma que estamos aprendiendo. Esto en últimas lo que hace es que cuando de verdad vayamos a hablar con un nativo, nos dé pena o miedo a equivocarnos. Pero, si por el contrario, logramos escapar de esa limitación, lo más seguro es que podamos aprender cualquier idioma, en tiempo record y hasta sin dedicar tanto tiempo a tomar clases.
Por eso creo que evolucioné muy rápido en 2014, mi segundo año aprendiendo y en que llegué a Sao Paulo. Al tener que vivir, estudiar y trabajar con personas que no sabían una sola palabra de español, acabé por perder mi acento de extranjero, cogí un poco de acento local, aprendí un montón de palabras que solo se usan en la calle y desaprendí cosas que aunque gramaticalmente eran correctas, nadie las utilizaba. Así y todo, insisto con que no es necesario irse del país para aprender un idioma. Uno no necesita hablar como nativo, sino poderse comunicar, y estoy seguro de que sea donde sea que vivamos, hay gente que estaría encantada en practicar con nosotros.
Pero a pesar de que no tengamos pensado viajar y podamos aprender sin siquiera salir de nuestra ciudad, hay un elemento que considero muy importante relacionado con el punto anterior, y es la cultura local. A veces uno mientras aprende un idioma en un curso, es normal ver películas para discutir en clase o ver notas periodísticas para mejorar la escucha. Creo, sin embargo, que esto no es suficiente y deberían enseñar algo de cultura local. No me refiero a cuáles son las canciones o filmes más famosos, sino conocer en el cotidiano de las personas qué ven y de qué hablan todos los días.
Yo por ejemplo tuve que estar en Brasil y hablar con gente común y corriente para saber lo importante que eran las telenovelas en la vida de las personas. Asímismo, me vine a enterar hace pocos meses qué es lo que los hace reír, y encontré el canal en YouTube de Porta dos Fundos o el Stand Up Comedy de Fabio Porchat. A los dos los conoce todo el mundo y viendo eso uno aprende no solo portugués, sino cultura brasilera. (Ojo que el portugués de Brasil es diferente al de Portugal). Y finalmente, solo hasta que salió a flote el tema de fútbol mientas hablaba con alguien (en realidad todo el mundo habla de fútbol en Brasil) fue que me di cuenta de lo importante que es este tema para los brasileros. En Brasil preguntan de qué hincha es uno después de preguntar el nombre.
Y digo todo esto porque creo que algo debería cambiar respecto a la forma en que aprendemos un idioma, o en nuestro caso a la forma en que alguien debería aprender portugués, porque aprender portugués en un salón con clase todas las semanas y utilizando solo libros de texto sin salir a practicar nunca es muy difícil, pero si uno comienza por relacionarse con personas que ya hablen el idioma (no necesariamente nativas) y busca comprender el cotidiano de las personas nativas, hablar portugués en realidad no va a ser tan difícil. Y a esto, yo le sumaría las dos cosas que mencionamos más arriba: saber bien nuestro propio idioma y dejar de subestimar el portugués porque «se parece» al español.
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Imagen propiedad de Hugo Martins Oliveira
Al igual que tu, creo que para aprender un idioma hay muchas estrategias que no incluyen el comprar un curso costoso o pasar horas en un aula de clase. Si lo hubiera sabido antes no habria tardado tanto aprendiendo ingles. Si lo que se aprende no se usa, se va al olvido. Estoy en el punto donde mi nivel de comprension de lectura es muy alto, pero no comprendo cuando me hablan. Hay que darle mucha importancia a escuchar y hablar lo que se sabe. Buen articulo Daniel.