Código QR de Snapchat en la calle
Reconozcámoslo. El ecosistema de computación móvil no tiene mucho espacio para dónde crecer. Ya pasaron los tiempos de vacas gordas en los que Apple y Samsung facturaron billones de dólares vendiendo celulares de gama alta. Esto fue posible, nada más y nada menos, porque la gran mayoría de la población con alto poder adquisitivo en su momento no tenía un teléfono inteligente. Tenían lo que se conoce como un Feature Phone o un Blackberry en el mejor de los casos. 

Ahora que todos tenemos un teléfono inteligente de gama alta, y los procesadores, cámaras y memoria no se tienen que renovar a cada año, es fácil que un celular dure 4 años antes de tenerlo que cambiar. Yo tengo un OnePlus One que fue lanzado en 2014, y le pongo que aguanta al menos 1 año más de vida.

Para que todo esto fuera posible, bastó solo tener una gran billetera y un producto decente para acabar con la antigua generación de celulares. A Apple y a Samsung los siguieron otros fabricantes. El esfuerzo de todas las marcas del mercado fue el que al final hizo posible que hoy haya un computador muy potente en nuestros bolsillos.

Fabricantes y desarrolladores

 
Pero no nos engañemos. Esto no solo se lo debemos a los fabricantes. También ha sido posible, en gran parte, gracias a los desarrolladores de aplicaciones móviles. No serviría de mucho tener un teléfono como el iPhone X si solo fuera para hacer llamadas, navegar y tomar fotos. 

Es todo el ecosistema disponible en la AppStore y en la Google Play Store los que hacen que seamos unos adictos a las notificaciones del celular.

 
Pero justo antes de que todo esto pasara, había empresas que ya estaban preparadas para migrar a sus usuarios del computador de escritorio hacia un dispositivo móvil. 

Recordemos cómo funcionaban las redes sociales en el año 2007. Es el caso de Facebook y Twitter, ambas comenzaron como páginas web que las personas consultaban un par de veces al día desde un computador. Creábamos un perfil con información, fotos, actualizaciones y links, y el acumular todos estos activos era lo que le daba vida a nuestro perfil.

 
Mientras algunas compañías supieron adaptar sus productos, otras como MSN Messenger de Microsoft, Flickr de Yahoo!, Blackberry Messenger o Tumblr, muy populares todas en su momento, no pudieron lograrlo.  Algunas murieron en el intento por sobrevivir.

Internet, un lugar hostil

 
Internet es un medio muy competitivo, y solo sobreviven los más agresivos (aquí un ejemplo de cómo Google aplasta al que se le atraviese). Pero también sobreviven algunos de los que nacieron en ese momento sin haber pasado por la transición, como fue el caso de Instagram, WhatsApp o Snapchat, productos que desde el día uno fueron concebidos para uso exclusivo de un celular. Los tres acabarían llamando la atención de Facebook. Solo Instagram y WhatsApp serían adquiridos.

No habría cómo entender Instagram desde un computador de escritorio. Incluso en sus primeros años no había forma de ver el Feed de Instagram desde un lugar que no fuera un celular (ahora es posible). O WhatsApp no tendría sentido si se hubiera tratado de un programa de computador en algún momento. Al final, nació como sustituto de los mensajes de texto.

 
Pasó exactamente lo mismo con Snapchat, que a 6 años de su primera versión sigue sin contar con una versión web. Hoy no tendría el menor sentido una versión web de Snapchat.
 
Snapchat es parte de una generación de empresas que nació entre los años 2000 y 2010. Empresas de Internet que aprovecharon un vacío que se podía llenar con el uso de tecnología. Fue lo que pasó con Airbnb o Uber. No hicieron algo muy diferente de lo que ya hacían los hoteles o los taxis, respectivamente, pero hicieron uso de la tecnología para entender que había recursos disponibles, como casas o vehículos, y que había gente dispuesta a pagar por encontrarlos.

A todas estas, ¿qué es Snapchat?


Snapchat nace en 2011 bajo las mismas circunstancias de las empresas mencionadas más arriba, inicialmente como una aplicación de mensajería instantánea que servía apenas para enviar y recibir fotos que se destruían al cabo de unos segundos. 

Fue la época en la que se popularizaron los Selfies. Era una forma espontánea de compartir lo que el usuario estaba sintiendo. Funcionaba mucho mejor publicar una foto de nosotros mismos con expresión de felicidad, que enviar un mensaje de texto. Una emoción que los SMS difícilmente transmiten.

En su momento Snapchat quiso emular la comunicación personal que tenemos cuando hablamos cara a cara con alguien. Registrar los gestos sobre cómo nos sentimos, y poderlos compartir con nuestros seres más cercanos. 

Así como Airbnb y Uber parecen ideas que a cualquiera se le pudieran haber ocurrido, lo cierto es que hacía falta dinero y una visión para que una idea como estas pasara, del papel, a convertirse en una compañía con accionistas, empleados y un modelo de negocio que la mantenga en pie. Hoy Snapchat gana dinero vendiendo anuncios.

 
Snapchat, ahora conocida como Snap Inc., y autodenominada como una compañía de cámaras no se ve a sí misma como una simple aplicación de mensajería, fotografías una red social más. Snap Inc., afirma su sitio web, se define como una compañía que quiere reinventar la cámara. Esto a pesar de que en Android tenga la peor cámara que pueda tener una aplicación móvil.
 
6 años después de su nacimiento, Snapchat ha cambiado totalmente su concepto. Si nació como un servicio de mensajería, hoy esto es solo un producto más dentro de la aplicación, como lo son los Stories o el Discover. 

Stories, como todos lo recordarán, es el formato de fotos/vídeos verticales que en su momento Instagram tomó prestado. Si Snapchat contaba con 187 millones de usuarios para finales de 2017, Instagram Stories tenía más de 300 millones.

 
Era obvio, y Snapchat lo supo desde 2011, que no existía para entonces un formato estándar de imágenes verticales. Era normal tomar fotos, horizontales o verticales, pero lo máximo que hacíamos con ellas era subirlas a Facebook. En Instagram incluso las teníamos que cortar para que quedaran cuadradas. Pero Snapchat creó todo un ecosistema alrededor de un formato con el que a nadie se le había ocurrido hacer nada, y era justamente la forma como todos habíamos estado usando nuestro propio celular todos estos años: asegurándolo verticalmente.
 
Y este ecosistema vino acompañado de Discover, un canal desde el cual grandes medios de comunicación como VICE, BuzzFeed, Cosmopolitan, MTV, entre otros, podrían publicar contenidos interactivos, aprovechando los formatos que ofrecía Snapchat.

Así, Snapchat hoy cuenta con mensajería instantánea, historias y medios de comunicación dentro de una sola plataforma. Algo no tan diferente de lo que ya hace Facebook.

Un review honesto sobre Snapchat



Decidí referirme a este post como un review honesto porque antes de lanzar apreciaciones sobre un servicio que yo mismo uso desde hace años, preferí dar un contexto sobre lo que estoy hablando. 

Esto lo decidí hacer así tras leer el libro How to Turn Down a Billion Dollars: The Snapchat Story, escrito por el periodista Billy Gallagher, que le ha seguido el paso a la aplicación desde sus inicios.

 
Un gran mensaje que deja el libro es que en un ecosistema tan competitivo, como lo son las empresas de Internet, Snapchat es de las redes sociales que todo el mundo conoce. Son tan pocas, que se cuentan con los dedos de la mano. 

Las otras serían Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest y YouTube. Y por increíble que parezca, Snapchat es de esas aplicaciones que todo el mundo tiene instalada, así dure semanas sin ser abierta. No es la constante entre todos sus usuarios. Sé que muchas personas cercanas a mí la tienen instalada o incluso me siguen, pero la usan poco o nada.

 
Por mi lado, debo reconocer que la aplicación para Android y su cámara apestan (ver vídeo al final de Marques Brownlee). La aplicación se traba solo al abrirla, y la cámara en realidad no toma fotos. Toma capturas de pantalla de la cámara abierta. 

Yo intento darle una oportunidad porque hace 1 año que dejé de usar Facebook desde el celular. Desactivé las notificaciones de Instagram. Me di cuenta que estas dos aplicaciones consumían mucho de mi tiempo, e intenté dedicarle tiempo a otras cosas. O si estoy en el celular, acabo pasando más tiempo en Twitter, YouTube o Snapchat.

Lo que observé estos últimos meses fue que muchos de sus usuarios ya no están. Se fueron a Instagram Stories, aunque me parece que esa explicación carecía de muchos detalles. 

Recordemos que prácticamente todo el mundo ya tenía una cuenta en Instagram desde antes. Yo empecé la mía en 2012. Lo que hizo Instagram con Stories fue darles una funcionalidad nueva a sus usuarios, muy similar a las Stories que ya existían en Snapchat. Los usuarios de Instagram se dieron cuenta de que tendrían algo muy parecido a lo que tenían en Snapchat, pero con una audiencia mayor. 

Al final, Snapchat está luchando apenas por sobrevivir al lado de gigantes como Facebook, YouTube o Twitter, no porque tengan aplicaciones parecidas, sino porque es donde el usuario común y corriente pasa la mayor parte de su tiempo cuando está mirando el celular. 

Culturalmente hablando, Snapchat es una de las empresas de tecnología más importantes de los últimos años. Snapchat le hizo a Facebook darse cuenta de que le faltaba algo. Creó un formato vertical de comunicación e hizo que no tuviéramos que girar el teléfono para ver vídeos. Lo podría haber hecho YouTube, pero no lo hizo. En otras palabras, hizo posible una forma de comunicación que para 2011 no estaba en la cabeza de nadie. 

Todo esto pasó hace más de 6 años, en un momento en que Snapchat enfocó todos sus esfuerzos en crear un producto para una audiencia juvenil de no más de 24 años. Pero los usuarios cambian, crecen, adquieren otros hábitos y también quizás dejen de usar algo que en su momento fue muy popular.

Podríamos darle el beneficio de la duda a Snapchat por el hecho de que es una aplicación que todo el mundo conoce y el legado que dejó hasta ahora. ¿Será esto suficiente?

 

Imagen: Anthony Quintano