Imagen: Scott L

No soy una persona de usar taxi. No porque tenga un problema con el gremio, sino porque me parece un medio de transporte caro. Pasa lo siguiente: en Bogotá es muy barato y en Sao Paulo es muy caro, pero cada uno tiene sus motivos para cobrar lo que cobra, pues en Bogotá se paga poco porque los taxis solo van adonde al taxista necesite ir, así que hay una sobreoferta de taxis que solo hacen trayectos cortos. Los pocos que hay dispuestos a ir a cualquier lugar siempre están ocupados porque no son muchos y deben, por reglas del mercado, manejar también precios bajos.

En Sao Paulo en cambio pasa lo que debería pasar en cualquier otra ciudad del mundo: los taxistas lo llevan a uno a cualquier lugar, aunque manejan tarifas altas. Si uno quiere, es posible tomar un taxi en la calle, lo lleva a uno al aeropuerto así quede en otra ciudad. Su lógica es muy diferente a la de los taxistas en Bogotá: si hago más carreras, haré más dinero.

 
En el vídeo de arriba de Porta dos Fundos (en portugués con subtítulos en español) podemos apreciar el típico comportamiento de taxista que lo lleva solo a donde a él se le antoje ir.


Pero pasa que los taxis en Bogotá tienen varios problemas. Uno de ellos es que por lo general la persona que lo conduce no es la dueña del vehículo. Son «empleados» de un tipo que es dueño de más de 5 taxis y que no les paga seguridad social. Eso es peor que un contrato de prestación de servicios porque ni siquiera hay contrato. Entonces, si el vehículo no es suyo y está trabajando en malas condiciones. Lo más seguro es que ni tengan salud o se la deban pagar ellos mismos o acudir a la salud pública, que la pagamos todos con nuestros impuestos (Así es, lo más seguro es que usted esté financiando la salud del taxista que lo llevó la última vez).

Y estoy casi seguro de que así como no tienen salud, tampoco tienen educación. Alguien con educación no maldice a un cliente, ni le pide que se baje, ni le responde enojado, ni le dice que no lo va a llevar, no trabajaría en condiciones que no le son favorables…en fin. Todo eso es la regla y no la excepción en Bogotá. Ni siquiera es necesario el pasado judicial para manejar un taxi en la capital de Colombia. Esto hace que prácticamente cualquier persona con licencia para conducir pueda manejar un taxi.

Yo de hecho tengo licencia para conducir en Colombia, pero no sé cómo me la dieron. Ni siquiera sé parquear o arrancar estando atascado en la subida de un puente. Literalmente yo sería un peligro para la sociedad, mas legalmente tengo derecho de manejar. Ahora, un taxista que ofrece un servicio público debería cumplir unos requisitos mínimos: que el vehículo sea suyo, que tenga algún tipo de educación acreditada, que cuente con seguridad social, que no tenga antecedentes judiciales y un largo etcétera que seguramente mejoraría las condiciones del servicio.

Sí, sería más caro, pero los taxis irían adonde uno necesite ir.

Ese es el problema de Uber. Es un servicio que cuesta más, y las personas están dispuestas a pagar más, pues las cosas de alguna manera funcionan. Si no estoy mal, todo lo arriba mencionado se cumple, y los requisitos para ser aceptado no los cumple cualquiera. Lo que el gremio de los taxistas encuentra cuestionable es que todo eso no está dentro del marco de la legalidad.

Así que tenemos 2 extremos casi irreconciliables. Los dueños de los taxis no van a renunciar a que alguien más maneje sus vehículos y difícilmente Uber será regulado para que pueda funcionar como cualquier otro servicio público. Mientras tanto, aunque no se vea claro, hay un punto medio que tiene la solución al problema en sus manos.

Las aplicaciones para pedir taxi

Como ya mencioné, no suelo tomar taxi. De hecho si tengo que hacerlo, miro primero si hay un Uber cerca. El fin de semana pasado lo hice así e infelizmente no había ninguno donde me encontraba en ese momento: zona oeste de Sao Paulo. Lo que hice fue pedir un taxi por 99 Taxis, una entre muchas aplicaciones para pedir taxi en Brasil. Se diferencia de otras porque patrocina a Corinthians y a Cruzeiro, y siempre tienen buenas promociones. Esta semana que lo usé había 20% de descuento para quien pagara por PayPal. El otro día se aliaron con Johnnie Walker para regalar hasta 2 viajes por noche los fines de semana.

99 Taxis compite como con 5 aplicaciones más, y se puede dar el lujo de que, si un taxista cancela, lo suspende durante 1 o 2 días. Uno de los taxistas que me llevó me dijo que el 90% de los servicios llega por la aplicación y no en la calle. Además, los taxis en Sao Paulo suelen ser propiedad de quien los maneja.

Ahora bien, ¿cómo se podría aplicar ese modelo en Colombia? Hay 2 grandes aplicaciones que ofrecen el contacto entre el usuario y el taxista, pero estos también hacen aquí lo que se les da la gana. Solo van si les ofrecen propina y son intocables frente a la aplicación. Nunca escuché hablar de un taxista sancionado por Tappsi o Easy Taxi. O si eso ha pasado, parece que tienen problemas de comunicación y no lo están sabiendo aprovechar.

La cuestión es que en Colombia estas aplicaciones se convirtieron en lo mismo que los usuarios van a encontrar en la calle. Estar en una de estas aplicaciones no es un privilegio, como sí pasa con Uber, sino que cualquier taxista las puede usar y negarse a prestar servicios sin miedo a ser sancionados.

Sin embargo, pensándolo bien, estas empresas tienen el poder para generar un cambio, que así sea a pequeña escala ya ayudaría en algo. Empezando con que quien use el nombre de una de estas aplicaciones para ganar clientes no debería por qué recibir propinas. Los taxistas en Bogotá comenzaron a malacostumbrarse a que solo iban a llevar pasajeros que en la aplicación marcaran que iban a pagar propina. Y es fácil el modelo sin propina. Al que no le gustó puede irse a buscar pasajeros en la calle de nuevo.

Pero para usar una credencial de una de estas aplicaciones también debería acreditarse que quien maneja sea el dueño del taxi, que sea una persona que tenga seguridad social y pague impuestos, que haya por lo menos acabado el bachillerato y que no tenga un oscuro pasado judicial. Todo esto que estoy diciendo es solo sentido común.

Lo más seguro es que de 100 conductores queden solo 15. Sería más difícil conseguir un taxi desde el celular, sería más caro, pero es dentro de la legalidad una solución viable para que el servicio de taxi mejore en Bogotá. Esto de alguna manera «profesionalizaría» el oficio porque se pondría más a la altura de otras profesiones en las que la educación es algo necesario para ejercer.


Como ya dije, hoy por hoy ser taxista lo hace cualquiera en Bogotá. No hace falta ni tener taxi y conseguir una licencia es solo aprobar un curso nada exigente. Uber, por otro lado, que ha sido tachada de actuar dentro de la ilegalidad, ha procurado que no cualquiera pueda usar su marca (solo quienes tengan un vehículo blanco y aprueben un proceso selectivo), pero ofrece un servicio que, si bien es más caro, funciona. 

Mientras las autoridades no le den vía libre de operar de la misma forma en que lo hace un taxi, me parece que una solución viable está en las manos de las aplicaciones móviles de celular, en el sentido de que no cualquier taxista pueda acceder a ellas, y que los que están adentro corran el riesgo de ser sancionados o expulsados. El incentivo para ellos sería que, si son inteligentes, por el simple hecho de estar dentro de la aplicación les van a pedir más servicios y esto se traduce en más dinero para ellos. La ecuación no es tan difícil.


Ahora bien, lo que nosotros mismos podríamos hacer para caminar en esa dirección sería calificar con 1 estrella a todas estas aplicaciones y dejar un comentario al respecto en las tiendas de aplicaciones para que ellas mismas adopten el cambio. Si lo piensan, vamos para 2 años con este problema y la solución es más que sencilla.