Lo que van a leer a continuación no lo van a encontrar en ningún medio masivo de comunicación ni en ningún blog especializado de tecnología, simplemente porque a Samung no le interesa pautar en un blog pequeño como este. Si lo hiciera, yo me pensaría 2 veces antes de hablar mal de uno de mis anunciantes.
Desde que compré un Samsung Galaxy S2, a finales de 2011 me he declarado defensor de Android. Blackberry 10 me parece interesante, me llama mucho la atención Firefox OS y sin duda me gustaría tener un celular con Ubuntu. Respecto a la competencia más directa de Android, me parece que Windows Phone y iPhone son excelentes opciones también.

Como podemos ver, hay varias alternativas cuando queramos comprar un smartphone. Sin embargo, veo muy lejano el día en que decida no comprarme un Android. Entre otras razones, porque además de ser un sistema operativo abierto, sigo viendo en el androide verde lo que era la filosofía de antes de que la compañía fuera comprada por Google por allá a mediados de la década pasada, la filosofía de una compañía pequeña y desconocida que logra revolucionar el mundo.

De lo que sí estoy seguro es de que no volvería a comprar un smartphone marca Samsung, por más bonito que pinten al S4, y de que muchos piensen que es el mejor celular del momento. Llevo más de 2 años seguidos leyendo desde un celular noticias de celulares, y sé que hay mejores opciones.
El problema con el sistema operativo

Lo primero es que cuando uno compra un celular Samsung, y esto también pasa con otras marcas como Sony, LG e incluso Amazon, el fabricante agarra Android, lo modifica y le mete elementos a la interfaz para que se vea diferente a las demás marcas. Y peor aún si se lo compramos a un operador. A veces viene con fondos de pantalla y aplicaciones instaladas que son inútiles y no se pueden ni quitar. Ese es el riesgo de que Android sea abierto, que cualquier fabricante o empresa de telefonía lo puede moldear a su manera.
Ni las empresas de telefonía ni los fabricantes han entendido que la mejor experiencia de Android es cuando viene tan limpia como Google desearía. Solo una pocas empresas lo han entendido, pero con celulares que no se consiguen en cualquier lugar del mundo. En esto último también aportaron Samsung y HTC, que sacaron un equipo con estas características solo para Estados Unidos. ¿Y el resto del mundo?
Sistema operativo desactualizado

De lo anterior se desprende un punto muy importante que debería tener en cuenta alguien que quiera comprar un buen celular: tener el sistema operativo al día. Cuando Android viene limpio, hay casos en los que la actualización de Android llega al equipo el mismo día en que es liberada por Google, como pasa con la serie Nexus. Cuando un fabricante hace su propia versión, hay que esperar una adaptación a la interfaz de la marca, y luego otra para cada país o región. Por eso es que Android Jelly Bean salió hace más de 1 año y en Colombia hay equipos que siguen desactualizados, como el mío.
Estos problemas nunca los vamos a tener con un iPhone, un Nokia Lumia con Windows o un BlackBerry 10, pues legalmente ni el fabricante ni el vendedor le pueden meter mano al sistema operativo, que es lo que pasa con Android.

¿Quieren un celular con una violenta descarga de batería como la de la imagen? Vayan por un Samsung

Mi experiencia
Bueno, ¿y por qué en el título de este artículo menciono a Samsung y no a otra marca?, se preguntarán. Esto se debe más a la experiencia que he tenido con el celular que compré, un Samsung Galaxy S2. Al año de vencida la garantía empezó a presentar fallas, se congela, se bloquea cuando va a actualizar una aplicación, reinicia con hasta 20% menos batería, venía con unos audífonos que a los pocos meses dejaron de funcionar. ¿En serio necesito un producto carísimo que dentro de 2 años no va a funcionar como debería?
Y, bueno, es comprensible que un producto falle, pero es que no soy el único. También tengo una Galaxy Tab que no me ha presentado problemas, pero que por el celular ni por teléfono, ni por su chat de servicio al cliente, ni por sus canales de redes sociales me pudieran dar razón del problema ya es otra cosa. Y peor aún si un asesor en persona finalmente me dice que el arreglo puede costar $300 dólares, casi lo mismo que comprar hoy el mismo celular nuevo.
Así las cosas, tomé la decisión de no comprar un próximo celular Samsung. Creo que las empresas que nos ofrecen sus productos y servicios deberían tener un castigo por parte de sus usuarios cuando hagan las cosas mal, en este caso aportar a la obsolescencia programada: la fabricación de productos con un tiempo de vida limitado. ¿El objetivo?, que lo desechemos y compremos uno nuevo.

Actualización, 5 de julio de 2013: los genios de Samsung llegaron con una actualización Android 4.1 para Samsung Galaxy SII un año después. El problema es que al menos en mi caso mi equipo estaba libre, con las bandas abiertas, y tras la actualización quedaron cerradas para usar solo con operador del que yo no soy usuario. Debido a que la garantía ya está vencida, tuve que remitir el equipo a un centro de atención. Solo por la revisión me cobraron $12.000 pesos ($5 dólares aprox.). Es decir, pagué con mi dinero por un error de Samsung. Ahí vamos. Ya les contaré en qué termina todo y cuánto me costó.

Daniel Afanador
Imagen propiedad de janitors