Llevaba más de un año sin ingresar a Cuevana. La última vez fue en Estados Unidos, y al día siguiente de haber visto Beavis and Butthead: do America, ya me habían bloqueado el sitio. De este episodio saqué una conclusión: en Norteamérica se toman muy en serio el problema de la piratería. Por esta razón estuve 4 meses sin bajar una sola canción de Internet. Sobreviví gracias a YouTube y a la música que había llevado en el celular.

En esa época, comienzos de 2012, escribí un post en el que hice una comparación entre Netflix y Cuevana. La conclusión a la que llegué fue que debíamos darle tiempo a Netflix, pues había recién aterrizado en Latinoamérica; mientras que a Cuevana, si bien estaba bien de contenidos, tenía varios problemas de legalidad respecto a sus contenidos.

Decidí escribir esta entrada porque ha pasado mucho desde entonces: Megaupload ya no existe, nos asustaron con la Ley Sopa, Netflix sacó series propias y HBO intentó bloquear a Cuevana. Es decir, las cosas están muy distintas por ambos lados.

Si bien he abandonado en más del 90% la televisión para pasar a los contenidos online y por streaming, solo hasta esta semana decidí darme una vuelta por Cuevana. Quería ver algunas series y películas que no están disponibles desde ningún medio legal por streaming. Así que empecé buscando Smallville. Me vi toda una temporada completa en DVD, algunos episodios de la segunda el año pasado, y hasta ahora me dieron ganas de seguirla viendo. Así que busqué en Cuevana, puse un capítulo al asar de la segunda temporada y oh sorpresa cuando me encontré con que no había fuentes disponibles.

Qué pasó este último año

Desde el episodio de Megaupload, Cuevana comenzó a enfrentar serios problemas respecto a su funcionamiento. Era claro que cada usuario que quisiera colaborar con el sitio de series por streaming lo podía hacer, y que Cuevana solo se encargaba de indexar los enlaces que los usuarios creaban con los archivos subidos. Y claramente, muchas de las series y películas subidas por los usuarios estaban alojadas en los servidores de Kim Dotcom, que fueron confiscados a comienzos de 2012 por la justicia norteamericana. Acto seguido Hotfile, Mediafire y Rapidshare ya estaban en la mira. Cualquiera que contribuyera alojando archivos protegidos bajo el derecho de autor podría ser el siguiente.

Por lo anterior, Taringa!, otra de las fuentes más grandes de piratería en español de los últimos años, prefirió colaborar con las principales organizaciones argentinas de derechos de propiedad intelectual, cambiando su modelo de negocio, buscando educar a la industria del entretenimiento y generando canales de distribución que le generen ingresos a los artistas.

Por otro lado está The Pirate Bay, quizás la fuente de piratería más grande del mundo, y a la que no le han podido hacer absolutamente nada. Solo mudaron su dominio a Islandia, y luego a una pequeña isla en el caribe. Y ahí sigue en pie. Suerte que no han corrido sus fundadores, que fueron condenados por la justicia sueca por crímenes contra la ley de protección de derechos de autor, juicio que siguió de cerca el documental TPB AFK.

En medio de este panorama hemos visto la caída de quizás el sitio para ver series por Internet más importante del Latinoamérica. Hoy los servidores de prefieren cumplir una orden no necesariamente judicial de retirar algún contenido con sospecha de infringir los derechos de autor de algún estudio cinematogŕafico en Hollywood, antes de correr el riesgo de terminar como Megaupload.
Por lo anterior me quedó más fácil entender por qué no pude ver ni Smallville, ni El Perfume, ni un episodio de Seinfeld. Eso a pesar de que tuve que esperar 3 veces durante más de 60 segundos antes de que, bajo otras circunstancias, hubiera funcionado. Por un lado, la película no estaba disponible; por otro, el complemento necesario para que corran los videos en la página había sido bloqueado por Firefox.

Así que, Hollywood, lo lograste. Dejaste a Cuevana agonizando y ya no sirve para casi nada. Habrá quienes encuentren series y películas todavía, pero será solo cuestión de tiempo de que esos mismos estudios que lograron asustar a Taringa!, pero que no han podido contra The Pirate Bay, terminen por darle una estocada final a Cuevana. En la medida en que sus propios usuarios dejen de encontrar los contenidos que antes consumían fácilmente, se terminarán alejando, no contribuyendo y dejando al sitio inútil.

Daniel Afanador