El título de esta entrada es una versión mía de lo que escribió Guillermo Mayoraz de que de Spotify Premium no se vuelve. Y tenía razón. Una vez leído, no había pasado ni una semana y pasé de la cuenta gratuita para la paga, decisión de la que no me arrepiento. Eso hace solo unos días.
Soy usuario de varios servicios de música por Streaming, pero nunca me fidelicé con ninguno. Mi favorito era Pandora, que infelizmente no funciona por fuera de Estados Unidos, así que tocaba mover cielo y tierra solo para poderlo abrir en el celular. Ahí estaban también Google Play Music, adonde tengo casi toda la música que alguna vez he bajado, y donde caben hasta 50.000 archivos y yo no tendré más de 10.000. Lo malo, resultaba incómodo, era subir música cada vez que uno bajaba algo nuevo. Usaba además bastante iTunes para sincronizar el iPod, pero lo he dejado de usar, ya que no uso Windows y así es muy difícil. O estaba Deezer también, pero nunca me ha llamado la atención. Tengo mis razones.
Por descarte quedaba Spotify, servicio al que le hice seguimiento incluso desde antes de que llegara a Colombia. Finales de 2012 no había soporte para el celular que yo tenía, un Samsung Galaxy S2. De alguna manera lo acabé instalando e hice la prueba gratuita que para entonces era de solo 2 días. Al final del segundo día ya estaba ingresando los números de mi tarjeta pero el sistema se daba cuenta de que era una tarjeta de Colombia. Ahí lo paré de usar durante un tiempo para seguir con las alternativas de arriba.
Finales de 2013, Spotify anuncia su llegada a Latinoamérica. Voy al evento de lanzamiento en Bogotá, y ya hay soporte hasta para teléfonos más antiguos. Ahí me paso una vez más a Spotify Free, versión que, debía reconocer, tenía bastantes limitaciones para entonces: solo se podía escuchar en un dispositivo, anuncios cada 4 canciones, no se podían bajar las canciones y si uno iba a otro país ya no funcionaba. Pero, bueno, no se pagaba nada, ¿no? Los colombianos somos tacaños y «regalado hasta un puño», dicen por ahí.
Por tener cuenta gratuita, lo seguí intercalando por más de 1 año con todos los demás servicios. Ninguno me convencía el 100% y en cada uno tengo organizada la música de forma diferente: mi iPod como un año sin sincronizar y sin toda la música nueva, Pandora un montón de listas de reproducción y con anuncios en inglés (aunque no tan intrusivos como los de Spotify Free), Google Play Music, toda la música en la nube, pero sin ninguna lista creada. El resto eran todos los MP3 de mi computador, pero infelizmente Ubuntu no tiene ningún reproductor decente que por lo menos le haga cosquillas a iTunes.
Ante las deficiencias de todos los servicios que venía probando, lo que me empujó a probar finalmente Spotify fue el artículo de Mayoraz con el que comencé este post. Además por ser el servicio al que le había hecho seguimiento desde hacía más tiempo. De hecho, siempre estuve a la expectativa de cuándo iba finalmente a aterrizar el servicio en Latinoamérica, y acabé siendo uno de los primeros en enterarme.
¿Qué tiene para ofrecer Spotify Premium?
Cuando vine para Brasil, tuve que abrir una nueva cuenta con otro correo para poder usar Spotify, puesto que la versión gratuita está disponible para utilizar en un solo país. Y lo peor de todo era que Spotify llegó a Brasil como un semestre después. A veces hasta ni abría por eso. Esa es una primera ventaja, el acceso a Spotify desde cualquier territorio donde esté disponible, que son más de 60 países, y a menos de que tengan planeado visitar Corea del Norte, no creo que eso sea un problema. Gracias a esto acabé rescatando Playlists que creé cuando hice la prueba de 2 días hace más de 2 años.
Pero además otro Feature al que le he sacado provecho es al modo offline. Y, bueno, algunos dirán que eso es tan fácil como conectar el celular como si fuera un disco duro a un computador y arrastrar los archivos. No obstante, hay varios problemas con esto. Por ejemplo, que cuando uno se acostumbra a bajar música es normal que no vengan los artes, o que un mismo artista tenga 10 nombres diferentes (Blink 182, blink, blink-182), y hasta varias versiones de un mismo álbum, solo porque uno estaba escrito en mayúscula sostenida y el otro, con mayúscula inicial. También que haya que crear listas de reproducción desde ceros, o que la memoria del celular no sea ilimitada. Y puedo continuar con esto, pero creo que ya entendieron qué es lo que quiero decir.
Esta es una característica necesaria para que quienes, como yo, usamos plan de datos prepago. Además de que en Brasil Movistar VIVO corta el acceso a Internet apenas se acaba el paquete de datos comprado (en otros países solo reducen la velocidad hasta el final del período contratado), y los planes que hay son un chiste. Mientras en Colombia hay planes de 1.4 Gb mensuales, en Brasil son de 400 Megas. Por esto no me puedo dar el lujo ni siquiera de entrar a Facebook. Al final acabo conectándome solo a WiFi o conectándome por datos solo cuando sea estrictamente necesario, y eso con velocidad reducida a 2G, algo triste tener uno de los mejores teléfonos de 2014, con 4G y tener que recurrir a esto.
En fin, hecha la aclaración, solo para decir que puedo meter y sacar música cuantas veces quiera desde que haya un WiFi cerca y que esto no me va a pasar factura en mi limitado plan de datos de 50 Mb a la semana. (Por cierto, como podrán ver, Colombia está años luz mejor que Brasil en telecomunicaciones).
Una de las mejores partes es que no hay publicidad. Yo de verdad creo que la voz de los que hablan en los espacios publicitarios de Spotify es molesta a propósito solo para que los que tienen Free se lo piensen dos veces vez sobre si continuar con ese plan. Y a esto sumarle los cuasi Pop-Ups que se ven cuando uno abre la aplicación de escritorio. Parece Internet Explorer en los años 90. Por esto fue que yo acabé cediendo. Los que han tenido un iPod lleno de MP3 que uno mismo ha escogido saben lo que es escuchar música sin pausas, porque hasta con discos compactos había que poner uno nuevo 20 canciones después.
Unas consideraciones finales
Dicen que en Spotify Premium uno puede escuchar música en alta definición. Para mí es como un mito urbano porque tengo unos audífonos normales y no soy experto en ingeniería de sonido para sentir la diferencia. Qué importa, ese es el Pro que menos me interesa y el que menos influyó en mi decisión. Influyó más el hecho de poder tener la aplicación en celular, tableta y computador (y eso que uso Ubuntu. Nadie desarrolla Software para esto) y además compartir la suscripción en un plan familiar, con el que uno puede terminar pagando entre 25 y 50% menos a si tomara un plan individual.
Sobre el modelo de negocio de Spotify me llaman la atención varios detalles. Cada artista recibe dinero por la reproducción de sus canciones. Pagan muy poco (0.6 centavos según Bussiness Insider), pero ese es el modelo de negocio actual. La otra es volver a comprar CDs y casettes. ¿Cómo prefieren apoyar a sus artistas favoritos?, ¿tienen un Discman? Existe hasta una historia de una banda que aprovechó una vulnerabilidad de este modelo y les pidió a sus fans que todas las noches dejaran sonando un álbum cuyas 11 pistas eran 32 segundos en silencio. Al final lograron juntar un dinero para grabar un nuevo álbum gracias al apoyo de sus fans, y Spotify retiró el disco.
Entonces, según esto, con parte de lo que pagamos mes a mes no solo le damos de comer al equipo de Spotify, sino a nuestros artistas favoritos y a las disqueras, que no están del todo contentas con este modelo de negocio. Los artistas tampoco. Como se imaginarán no están contentos del todo. Si bien las ganancias para bandas independientes no dan ni para una cena para 2, estar en Spotify puede hacer la diferencia entre existir o no existir para potenciales fans.
Alrededor de este modelo de negocio, en el que se pagan entre $6 y $8 dólares según el país y si es un plan familiar o personal, me surgió la duda de cómo funcionan las tarifas en países donde la inflación es muy agresiva, especialmente Argentina donde llega al 20%, (en Venezuela no funciona el servicio).
Lo que me explicaron fue lo siguiente:
Lo que no sé es si ese modelo sea viable. Busqué en XE Currency y vean el histórico del dólar vs. el peso argentino (y pensar que alcanzó a estar casi 1 a 1):
A pesar de esto, el peso colombiano, que es la que yo uso, es una moneda más estable frente al dólar, y aunque ahora esté bastante caro, no es un precio que se vaya a salir de control en el mediano plazo. Difícilmente llegará algún día a los $3.000. Y digo esto para entender qué es por lo que uno paga y hacia donde se va ese dinero.
Ya para no extenderme más, porque quería hablar también de Netflix, pero este post ya no da, solo quería reiterar que de Spotify Premium no se regresa, pues tiene un precio justo y un producto excelente, más si se comparte con una o varias personas más. Aunque dejé por fuera de este anáisis opciones como Rdio, Napster o Grooveshark, solo hablo de las que realmente he utilizado. Por eso mi decisión. Esto, junto al modo offline, a la posibilidad de cambiar de país y seguir con la misma cuenta, la ausencia de anuncios publicitarios o usarlo en cualquier dispositivo, ya sea celular, tableta o computador (algo difícil si tenemos en cuenta que no uso Windows ni MAC).
¿Y ustedes, qué servicio para escuchar música utilizan?, ¿lo usan online u offline?, ¿se cambiarían?, ¿cuáles son los Pros y los Contra? Unas cuantas preguntas para la discusión abajo en los comentarios.
Esperen para la próxima semana la segunda entrega en la que hablaré un poco sobre Netflix.
Imagen propiedad de Julien Sabardu
No sabia lo de Google Play Music, voy a probarlo, gracias.