Corría el año 2007 en la ciudad de San Francisco en los Estados Unidos. Brian y Joe, un par de amigos, se estaban quedando cortos para pagar el alquiler de un piso compartido. La solución en ese momento fue colocar colchones de aire en el piso para rentar y ofrecer desayuno por las mañanas a quienes quisieran quedarse por unos días. Pero para marcar alguna diferencia frente a otros que también alugaban cuartos en la ciudad, crearon un sitio web, y así consiguieron los 3 primeros inquilinos. Cada uno pagó $80 dólares.

En ese momento se les ocurrió la idea de llamar a un antiguo roomate, que según ellos era un genio programando, y le pidieron que se uniera al proyecto. Lo primero que hicieron fue aprovechar la convención del Partido Demócrata del año 2008 para lanzar Airbed & Breakfast, nombre con el que bautizaron su idea de alquiler de habitaciones. Para hacerlo, compraron cientos de cajas de cereal y las decoraron con la figura de los candidatos presidenciales. Vendieron cada una en $40 dólares, y recogieron $30.000.

Esos fueron los primeros dólares de Airbnb, una compañía que hoy está avaluada en $10 billones de dólares, con presencia en 33.000 ciudades y 192 países, gracias al medio millón de propiedades enlistadas, en las cuales desde 2008 han sido reservadas más de 10 millones de noches. En el papel, una amenaza para el sector turístico y hotelero tradicional, que poco a poco ha dejado de depender de las agencias de viajes, para dejar que huéspedes e inquilinos negocien sin intermediarios ni comisiones.

En mayo pasado, en vísperas del mundial, el sector hotelero en Brasil se sintió intimidado y afirmó que el servicio era inseguro e ilegal, un movimiento similar al de la amenaza que representa Uber para los taxistas en todo el mundo, o la curación de contenidos para los medios más tradicionales. En cualquiera de los casos, se trata de gente que no tiene idea de cómo funciona el sistema, poniendo argumentos de hace 20 años cuando no había Internet.


Así pues, esta semana Cataluña amenazó con bloquear Airbnb, asegurando que los inmuebles ofertados en el sitio son ilegales, pues según un decreto del año 2012

Las viviendas de uso turístico se ceden al completo, y no se permite la cesión por estancias. Art 66.2 Decreo 159/2012 de Establecimientos turísticos y viviendas de uso turístico de Cataluña

En Nueva York la plataforma también ha tenido que enfrentar problemas con la ley, pues la acusan de que hay usuarios arrendando más de un inmueble, lo que aparentemente alimenta un mercado ilegal, y va en contravía de las leyes estatales. En casos como el de Nueva York y San Francisco, donde la ley tampoco estaba adecuada para prestar el servicio, Airbnb ha propuesto pagar impuestos, algo que parece no interesarle a la industria hotelera tradicional, que quiere ser la única con el derecho a pagar tributos. 

Para el caso de Brasil, Airbnb está protegida por un vacío jurídico, según el cual es legal subarrendar propiedades, algo que se repetirá de ciudad a ciudad y país a país mientras el fenómenono no crezca demasiado y no llame la atención de las autoridades.

No obstante, como suele ser común cuando se dictan las leyes alrededor de un tema que viene de la mano de la tecnología, hay normalmente un sector poderoso de la sociedad que quiere que los nuevos modelos de negocio y los nuevos hábitos de consumo estén atados a leyes de hace más de una década, o tal vez por nuevas, pero redactadas por personajes a los que sus secretarias les imprimen los correos.

En ese sentido, vale la pena escuchar la opinión de personas que han sido beneficiadas y benficiarias tras usar el servicio, antes de que en algún momento se nos ocurra prohibir Airbnb con base en legislaciones desfasadas. 

En mi caso, decidí usar Airbnb porque cuando voy a una viajar a una ciudad nueva prefiero conocerla con las personas del común, una experiencia que ni un hotel ni un hostal nos van a ofrecer. Por cierto, mi primer viaje con Airbnb fue hace unos días a Belo Horizonte. Ahí es donde sitios como CouchSurfing, Interations y Airbnb entran a unir a miles de personas, que más que querer la cómoda experiencia de un hotel, prefieren conocer personas y culturas nuevas. Al menos en eso se diferencia Airbnb de un hotel, que nos vamos a quedar en la casa de alguien que vive y conoce la ciudad.

Internet ha eliminado los intermediarios para llegar a públicos grandes de personas: para escribir un artículo, para grabar un vídeo, para conseguir fondos, para hacer una campaña de publicidad y en fin…Airbnb no es la excepción y nos da la oportunidad de llegar a millones de personas que quizás vayan a venir a nuestro país, y de nosotros hacerles una buena oferta.

Yo, por ejemplo, tengo dos avisos para alquilar 2 cuartos en la casa de mis padres en Bogotá (este, este y este otro es de mi hermano). Así que si van a viajar a Colombia, ahí les recomiendo 😉 El sistema es además muy confiable, ya que no va a ser un total desconocido el que se venga a hospedar en nuestro hogar. Las cuentas de Airbnb suelen estar conectadas, con Facebook, por lo que vamos a tener acceso a mucha información antes de aceptar o rechazar a alguien que se haya interesado por nuestro anuncio. Esto junto a una verificación de un documento de identidad como el pasaporte. Además, podremos hablar con la persona, gracias a una plataforma de mensajería instantánea del sitio o de la aplicación móvil con la cual podremos conocer los detalles de la visita o verificar si es alguien de confianza. De cualquier manera, no estamos obligados a dejar que cualquiera venga a nuestra casa. 

Pero si en el peor de los casos confiamos en alguien que acabó con nuestra casa, hay una póliza dispuesta a responder por los daños, como sucedió una vez en Nueva York, donde aparentemente se iba a quedar una familia, pero hicieron una fiesta y acabaron con todo.

Por otra parte, en cuanto a la forma de pago, las cuentas en Airbnb están amarradas a un número de tarjeta de crédito o a una cuenta en Paypal. Esto significa que después de asociarlas, reservar una habitación en cualquier lugar del mundo será cosa de unos cuantos clicks, incluso desde el celular. Ya en cambio si somos nosotros los que estamos ofreciendo el espacio, el dinero nos podrá entrar por transacción bancaria, o existe la posibilidad de que nos generen una tarjeta de crédito que no harán llegar a la que le irán cargando crédito. Esta segunda parte de la transacción siempre se llevará a cabo unos días después de que el inquilino haga el check-in.

Si quieren $25 dólares para su primer viaje en Airbnb, aquí les dejo.

Unos días después, tan pronto como haya sido hecho el check-out, tendremos la posibilidad de calificar nuestra experiencia y de ser calificados, lo que en últimas se convierte en la forma como funciona la plataforma, pues antes de nosotros buscar un lugar para dormir o de recibir a alguien en nuestra casa, podremos ver los comentarios de otras personas para que podamos tomar una decisión más allá del precio. Lo difícil siempre será conseguir nuestro primer review, pero después de esto se nos abrirán muchas puertas.


Y desde la historia de Airbnb hasta el cómo funciona, solo para poner en contexto el funcionamiento de la plataforma, ya que hemos visto últimamente en todo el mundo la intención por prohibir servicios que la mayoría de gente, incluídas las autoridades, no saben cómo funcionan. Por eso antes que nada es importante poner todos los puntos sobre la mesa y tomar las decisiones con base en ellos, y no en prejuicios sacados de libros de historia. Y esto, porque ya hay toda una economía detrás de este modelo de negocio, un modelo que pretende poner al alcance de todo el mundo y sin intermediarios una cama o un piso para dormir en cualquier lugar del mundo, y ganar o gastar dinero sobre esta idea. Esa es la economía de Airbnb.

Nota: si algún día van a Bogotá, son bienvenidos en alguna de estas 2 habitaciones (esta o esta). Si usan el cupón de arriba, les saldría gratis la primera noche 🙂

Daniel Afanador