Pero entrometerse o llegar a hacer parte de la vida de una persona es posible solo cuando una marca tiene una billetera enorme capaz de pagar las campañas más caras del mundo. La cuestión es que marcas como Coca Cola, Adidas, Apple o Absolut Vodka, dice N. Klein, no están vendiendo un producto. Venden algo más. Tienen tanto, pero tanto, dinero que se dan el lujo de vender experiencias, estilos de vida. El producto es algo secundario. Una gaseosa, una camiseta, un teléfono celular o un licor lo puede vender cualquiera a precios irrisorios. Vayan al supermercado a buscar marcas raras a ver si no.
Por lo que nosotros pagamos realmente cada que consumimos alguno de estos productos es exclusividad, y eso explica tanto los altos precios como la publicidad por estos días, a diferencia de cuando los anuncios se limitaban a vender un producto, porque las marcas ni siquiera existían. De ahí aparecerían productos como Aunt Jamina o Quaker: para sobresalir entre todas las compañías que vendían lo mismo que ellos, tuvieron que personificar lo que vendían, creando personajes, individuos con sentimientos y que fueran capaces de generar sensaciones. En particular, vean a Chuck Taylor: Converse, una marca de zapatos, que acudió a un personaje real, un jugador de baloncesto de los año 50, que siempre usó su producto, para acercarse a la gente, aún hasta el día de hoy. Posteriormente el asunto evolucionaría a lo que vemos hoy: ¿acaso nadie sintió nada cuando vio a Baumgartner lanzarse al vacío desde el espacio?
Eso es lo que yo llamo publicidad de otro planeta. Y si lo dudan, vean el video de Swedish House Mafia: Absolut Vodka pagó todo. Ahora piensen si lo que estas marcas venden no son algo más que simples productos de consumo.
Daniel Afanador
Twitter: @Daniel_Afanador
¿Qué más Daniel? Severo artículo, me gusto bastante. Si no anda muy ocupado le recomiendo un libro que se llama "Globalización, Consecuencias Humanas" de Zygmunt Bauman, ahí trata varios temas sobre globalización y, por supuesto, la publicidad, además, no es muy técnico, por lo que es fácil de entender.
Saludos
Qué más Sebastián. Voy a anotarlo en mi lista de 'debo leer' ya que me estoy interesando bastante por la economía como ya se habrá dado cuenta. Mientras tanto estoy leyendo Caída Libre de Joseph Stiglitz, sobre la crisis de 2008. Seguro que lo conoce. Más adelante escribiré algo al respecto.
Gracias por comentar (y)