Una de las razones por las que vine a Brasil en 2014 fue para hacer una maestría, gracias a una beca del Gobierno Brasilero y de la universidad en la que estudié. Mi tesis de maestría fue aprobada por un jurado compuesto por tres doctores en comunicación que evaluaron mi trabajo de 2 años de investigación. De eso hablé en un post a comienzos de este año.

Mi investigación fue una articulación de los campos de las ciencias de la comunicación y el consumo (ya estudiado por la antropología, la sociología y la economía). En mi caso, para hacer esa articulación, recurrí al análisis del discurso sobre una serie de blogs de viajes que hablaban de emprendimiento, educación financiera, autoayuda y otras cosas. Para eso, me apoyé en autores como Foucault, Piketty y Naomi Klein, entre otros.

Contexto

Hoy en día emprendimiento es una palabra de moda. Utilizarla para vender libros, cursos y conferencias es un camino que — parece — garantiza el éxito, incluso si quien lo hace ni siquiera es un emprendedor.

Hace poco se cuestionó en Brasil la trayectoria de una autodenominada emprendedora, llamada Bel Pesce, exitosa vendiendo cursos y conferencias de emprendimiento, porque aparentemente antes de eso no había logrado nada que una persona común y corriente con oportunidades suficientes hubiera alcanzado. Todo surgió porque a ella y a un ex participante de Master Cheff Brasil se les ocurrió hacer un crowdfunding para montar una hamburguesería. El problema era que tradicionalmente un crowdfunding era un ronda de financiación que hacía alguien que necesitaba de dinero, no alguien de familia rica que no estaba dispuesto a arriesgar su propio dinero.



Todo esto para decir que Bel Pesce fue acusada por la Internet de ser una «emprendedora», que en realidad nunca lo había sido. Aun así, vendía libros sobre el tema y se le considera (todavía) una experta en la materia. Luego ella dio su versión de la historia.

Otra cosa que también está de moda es vender la idea de que es posible ir viajando por el mundo y ser feliz, mientras trabajamos desde cualquier lugar del planeta. Esos se autodenominan nómadas digitales. Y, junto a esto, tenemos los libros de autoayuda, que siempre han existido y que nos dicen, con frases que suenan bonitas, que «podemos conseguir lo que nos propongamos (y) alcanzar nuestros sueños».

¿Otro blog hablando de alcanzar nuestros sueños?


Lo que pasó en años recientes fue que esos tres elementos convergieron (emprendimiento, viajar y autoayuda). Los libros de autoayuda los encontramos ahora en formato de blog, y algunas personas los utilizan para hablar de felicidad, emprendimiento y viajes. El lector piensa que quien escribe es un modelo a seguir por sus logros a nivel personal, y entran en conflicto lo que el lector siempre tuvo como aspiraciones en la vida versus lo que el autor del libro entiende como camino a la felicidad

Básicamente lo que hice en mi tesis de maestría fue deconstruir una serie de discursos que para muchos son verdades tan irrefutables como la biblia para un evangélico. Es difícil de creer, pero hay personas que idolatran la figura de un bloguero, diciendo que es posible trabajar 4 horas por semana y ser millonario. Solo para poner un ejemplo, Tim Ferriss escribió un blog que en menos de 6 meses se convirtió en un Best Seller hablando precisamente de «la semana laboral de 4 horas».


Yo no tengo nada en contra de la figura de Tim Ferriss. De hecho leí su libro y hay elementos que rescato, así como hay otros que pongo en duda y cuestiono. Así como también hay lectores que intentan replicar palabra por palabra lo que en ese libro aparece mencionado, como si de un camino garantizado al éxito se tratara.

Pero así como Ferriss hay miles más. Y es que Internet nos dio la posibilidad de que todo el mundo tenga una voz y un público que hasta hace pocos años solo tenían los grandes medios de comunicación. Ahora el poder de los medios de comunicación está fragmentado. Nuestra atención está dispersa entre la pantalla del celular, de la televisión y lo que pasa a nuestro alrededor. Estamos siendo bombardeados por información y cada vez va a ser peor.

Si lo pensamos bien, desde la palma de nuestras manos, todos tenemos algo que decir y un público potencial que alcanzar (llamémoslo amigos de Facebook, seguidores de Twitter o lectores de un blog). Cada vez se vuelve más difícil diferenciar lo falso de lo real: información falsa y verdadera. ¿Alguien recuerda todas las veces en que un portal de noticias falsas logró engañar a un medio masivo de comunicación? En efecto, esas son las consecuencias de lo que estoy hablando.

Los blogs aprovechan esta situación. Cualquier persona puede abrir un blog. No hay que tener avanzados conocimientos técnicos para abrir uno, y esto crea las condiciones para que un blog que hable sobre «la búsqueda de de la felicidad» y utilice frases que todo el mundo quiere oír sea incluso más fácil vender. A final de cuentas, todo el mundo tiene dudas sobre cómo alcanzar la felicidad.

Dicho esto, tenemos millones de mensajes intentando llegar hasta nosotros, muchos de ellos pretenden ser el paso a paso de cómo podemos ser felices. Sus autores son «expertos» en cómo alcanzar la felicidad, pues en el caso de los blogs de viajes,  consiguieron escapar de la rutina de trabajar 8 horas diarias, 5 días por semana para viajar por el mundo. ¿A quién no le gusta viajar?

Un blog que utilicé durante mi tesis fue el de Nomadic Matt, que está viajando desde 2006. En esa época, terminó un MBA que ya había empezado, renunció a su trabajo y empezó un viaje que hasta hoy continúa. Todo eso está documentado en un blog. Y eso está bien. No tengo nada contra compartir experiencias desde un Blog (yo también lo hago). Sin embargo, el problema puede venir desde la recepción, quienes leen el blog. ¿Qué pasa cuando alguien que no tiene idea de qué hacer con su vida toma una decisión con base en un modelo a seguir como este?

Esto es lo que yo cuestiono, pues muchos de estos blogs tienen incluso más lectores que un periódico. Y si un número significativo de personas acepta algo tan delicado como el futuro profesional sin siquiera cuestionarlo, puede pasar que se acepten otras cosas también.

Consumo y movilidad


Muchos de estos blogs promueven una idea de movilidad, según la cual tener posesiones materiales lo limitaría a uno, por ejemplo, para viajar. En consecuencia, se promueve una idea contra el consumo exagerado (de cosas materiales) y se promueve el consumo de otras cosas (inmateriales) como conocimiento práctico, educación y experiencias.


Algo que llama la atención aquí es el hecho de que se cuestiona la acumulación de objetos materiales, pero no se cuestiona la acumulación de lo que es inmaterial. Parafraseando a uno de los blogueros a los que entrevisté, al intentar explicarme esta lógica, él se cuestionaba algo muy típico que se puede ver en este tipo de blogs: «yo quiero que lleves una vida espectacular y logres conseguir tus sueños, pero para eso tienes que comprar estos 3 libros (que yo escribí). (…) No lo puedo decir de forma pública pero en realidad no me interesa mucho que cumplas tus sueños. Solo me interesa vender mis libros para seguir viviendo de ello».

Esto se ve con más frecuencia con blogueros que venden libros y cursos online. Pero hay más, como el hecho de que Amazon o Linio pagan comisiones a quien ofrezca (y consiga vender) sus productos por medio de un blog. Lo que popularmente se conoce como marketing de afiliados (escribí todo un post sobre eso aquí) es un canal de ventas en el que el vendedor (una tienda online) no asume ningún riesgo, mientras que la persona que recomienda el producto pone en riesgo su propia reputación, y tiempo. Son empresas queriendo maximizar sus beneficios, a cambio de una inversión insignificante en un nuevo canal publicitario.

Y, repito, eso no es malo. Uno puede incluso vender la idea de que viajar es lo máximo, y al tiempo ofrecer productos de terceros incluso sin ser remunerado, que hasta yo lo he hecho cuando hablo de productos que me gustan. Mas a lo que voy es al hecho de que desde algunos de estos blogs se cuestione el consumo exagerado de bienes materiales y no se asuma la misma posición al respecto de lo que es inmaterial o a lo que el mismo bloguero ofrece.

Quizás, como me decía otro de los entrevistados, apenas se esté ofreciendo un escaparate para personas que desde antes ya estaban interesadas en lo que uno está vendiendo. Eso es cierto. Así como quien quiera puede abrir un blog y escribir sobre lo que sea, también cualquiera está en la libertad de vender productos que sean considerados legales. Al final, quien decide si compra o no es el consumidor final. Nosotros no estamos obligando a nadie a que compre lo que le estamos ofreciendo.

Sin embargo, a lo que voy con este post, y apoyándome en lo que encontré con mi tesis, es a que desde algunos blogs de viajes, que son leídos por miles de personas y tienen mucha credibilidad, se vende un estilo de vida que tal vez no es para todo el mundo. Se dice que hay que adquirir ciertos productos, libros, cursos, habilidades y experiencias para alcanzar «nuestros sueños», muy al estilo de la literatura de autoayuda, hablando de lo que el lector quiere oír. Si por un lado se cuestiona la acumulación de cosas materiales e incluso el trabajar 8 horas diarias, 5 días a la semana, por otro lado nunca se llegar a cuestionar si todos esos bienes intangibles que se están promoviendo son acaso banales.

Un escritor de autoayuda nunca lo reconocería públicamente: «este libro que escribí es una mierda, pero no me importa. Hay lectores que han pagado por mis otros libros y lo seguirán haciendo. Al final, poco me interesa si estoy dándoles algo de valor a cambio de su dinero».

 
A la izquierda un borrador de mi tesis que presenté en medio de la maestría. A la derecha, un comentario del profesor Luis Pérez, incluyendo las expresiones «muy malo» y «pésimo».

Mi tesis (en portugués) se puede consultar/descargar en formato PDF en este enlace de ESPM y en la biblioteca de la Universidad de La Sabana.