
Foto: Avenida 23 de Mayo en Sao Paulo. Yo vivo a 3 cuadras en la zona sur de la ciudad.
Parte 1
Por si no lo saben o nunca se los he dicho personalmente, me considero un emprendedor. Quizás no tenga una Startup ni mi propia empresa, pero siempre me ha gustado trabajar en proyectos propios, que más allá de generarme un ingreso fijo, me enseñen y me den las herramientas para cuando de verdad me quiera ganar la vida con algo creado por mí. El dinero llegará después.
Este blog, por ejemplo. Aunque me consiguió mi primer trabajo cuando salí de la universidad, no me ha representado ni un solo centavo de ingresos en los últimos 6 años cuando decidí abrirlo. Por el contrario, aunque le he metido algo de dinero para mantenerlo y no aspiro a volverme millonario con él, me ha servido para ir como invitado a eventos, conocer gente y hasta ganar premios. En otras palabras, este blog me ha servido para crear nombre y dar a conocer mi trabajo entre gente que antes no me conocía.
Así que lo primero que debes dejar de hacer si no quieres ser un emprendedor es no abrir un blog nunca. Ni lo pienses. Tampoco tengas tus propios proyectos, y si algún día lo haces, abandónalos al cabo de unos pocos meses.
Pero bueno. Por tener un blog no me considero un emprendedor. No todos tienen uno y no creo que lo de escribir se le dé a todo el mundo. A mí hasta me tomó varios años en entender cómo y sobre qué debía escribir para una audiencia en Internet. Y aunque 6 años después sigo en el error de que este blog trate sobre todo y no trate sobre nada (como Seinfeld) al mismo tiempo, sigo insistiendo en ese error de no centrarme en ningún tema en particular. Para eso puedo escribir sobre SEO en otro blog que tengo o en uno de viajes que pienso empezar próximamente. Pero aquí, en este blog que estás leyendo, escribo sobre lo que se me ocurra y es mi hoja en blanco para equivocarme y no hacerlo con otros blogs. Aquí la única regla es publicar cada viernes a medianoche.
En otras palabras, la segunda cosa que no debes hacer nunca si quieres alejarte de ser un emprendedor es no equivocarte nunca. Trata de hacer las cosas a la perfección, y no muevas un solo dedo hasta que tengas todo calculado. Mejor dicho, no empieces nunca, no dejes de procrastinar y no leas sobre el culto a lo hecho.
Además de lo anterior, saliéndome del tema de mi blog y analizando otros proyectos en los que he trabajado, siempre he buscado la ayuda de otras personas a las que les podría interesar, o que al menos tienen más idea que yo en algo. Una vez, por ejemplo, se me ocurrió la idea de grabar un documental sobre una de mis bandas favoritas, que es de Bogotá (el documental nunca salió no ha salido y solo existe un trailer), así que como no me consideraba el mejor escribiendo un guion, haciendo un pitch o manejando una cámara, busqué a mi amigo Juan Carlos Martínez, que tiene una productora, y le hablé del proyecto. Aunque ese proyecto está muerto en «Stand By» hace como 3 años en proceso de postproducción en este momento (me acabo de enterar) y me hizo dar cuenta de que lo audiovisual no era lo mío, esa vez aprendí que yo no puedo hacer todo por mi cuenta.
Esto quiere decir, y no lo olvides si no quieres terminar convirtiéndote en un emprendedor, que la próxima vez que se te ocurra la idea que va a hacer ver a Facebook inservible o al iPhone como un pisapapeles, no le cuentes a nadie ni vayas a ningún evento a conocer potenciales socios o inversionistas. Ninguno de ellos tiene nada que hacer con su vida, y solo querrán volverse millonarios con esa idea que te quieren robar.
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Aunque 2013 fue para mi un año difícil, tuve uno de los trabajos más increíbles que he tenido. Tomé la decisión de trabajar en algo que me gustaba y ganar mucho menos de lo que ganaban todos mis compañeros que se habían graduado conmigo de la universidad. Además de lo poco que me entraba debía sacar para pagar mi curso de portugués, gracias al cual hoy estoy en Sao Paulo. Sin embargo, ese año 2013 me sirvió para darme cuenta que, al menos en ese momento, no quería tener un trabajo en el que ganara mucho, pero que iba a odiar, sino que prefería trabajar en un ambiente agradable, manejando mi tiempo y aprendiendo mucho.
A Un Click Colombia la habían fundado 3 amigos míos. Cuando yo entré ya llevaban trabajando varios meses en el comedor de una casa, y yo estuve en la etapa de transición en la que empezaron a llegar clientes cada vez más grandes y en que pasamos de estar en una casa a tener oficina propia. No tenía ni idea de ventas, pero si quería ganarme algo y que la empresa creciera, tenía que vender. Así que empecé por incomodar molestar con llamadas inoportunas a algunos conocidos que ni siquiera necesitaban lo que yo les ofrecía. Ya hacia final de año había participado en negociaciones con empresas en Argentina, en Brasil y España. No soy ningún gurú de las ventas, estoy lejos de serlo y aún tengo problemas para llamar a ofrecerle algo a un desconocido, pero por algo había que empezar.
Mi punto de la anterior historia es que, si no estás para nada interesado en ser un emprendedor, sigue con ese trabajo que odias y húyele a aprender cosas nuevas. Aunque reconozco que mi trabajo anterior a este lo perdí porque firmé un contrato que por poco y era ilegal, yo podría fácilmente haberme puesto a trabajar en otra empresa para hacer exactamente lo mismo y hasta quizás ganar más. Sin embargo, me hubiera tenido que dedicar a un trabajo mecánico del que no iba a aprender nada después del primer mes. Yo en cambio opté por trabajar en un ambiente agradable en algo que me gustaba y de lo cual estaba aprendiendo cosas que no iba a aprender en ingún otro lado. En otras palabras, le aposté a un proyecto personal de largo plazo y no pensé solo en el ya y en el ahora en ese momento.
Pensar a largo plazo es lo que más me ha servido a mantener la calma en momentos en que me debería haber desperado.
— Daniel Afanador (@Daniel_Afanador) March 8, 2013
Con todo lo anterior, solo quisiera reiterar, por si no he sido del todo claro, que si de verdad no quieres ser un emprendedor, aléjate de:
- Tener tus propios proyectos. Abandónalos al cabo de unos meses.
- Equivocarte. Cometer errores no es de humanos y la sociedad no lo perdona.
- Contarle tus ideas a un desconocido. Solo quieren robártelas.
- No tener un trabajo que odies. El dinero vendrá después.
Y algo más: ser emprendedor no es tener una empresa propia o ser autónomo con ingresos fijos. Ser emprendedor antes que nada es una actitud.
Que interesante artículo, invita a la reflexión y a recordar
viejas disertaciones que he tenido con personas en las que encontramos
coincidencias en este tipo de temas. Me llama la atención especialmente esta
recomendación: "Contarle
tus ideas a un desconocido.
Solo quieren robártelas." y puedo decir que es verdad, pues cuando he
tenido "una gran idea" y ésta es compartida con otras "mentes
brillantes" termina mutando en mil cosas diferentes al concepto original y
verdaderamente es finalmente "una gran idea".
Gracias Malachie por el comentario. Lo aprecio más cuando es de alguien a quien conozco personalmente (y)
Si algún día se le ocurre una idea, me la cuenta con unas cervezas y tal vez la podamos mejorar.
Un abrazo y lo espero cada viernes en mi blog
Yo soy de las que piensan que las ideas es mejor decirlas, que tenerlas y no hacer nada con ellas. Por eso me gusta tanto la filosofía de Victor Campuzano, que tiene la misma idea de Carlos Bravo, ellos "comparten algunas ideas en sus blogs, regalándolas y lanzándolas al viento para que cualquiera haga con ellas lo que se le antoje…" Eso me parece genial, porque la idea no es tuya, la idea es de aquella persona que realmente pueda ejecutarla 🙂
Sin embargo, en Colombia pensamos que si compartimos una idea nos la quitan y deja de ser nuestra, tenemos esa loca creencia de que todo es de nuestra propiedad: las ideas, las cosas, las personas… Cuando realmente nunca lo han sido, ni deberían serlo.
Yo definitivamente me quedo como estoy, me encanta mi vida traviajando 😀